Entrevista

Soledad Mallol, actriz: "Creo que ha sido maravilloso haber podido dedicarme a la comedia"

"Por todos los sitios donde vaya, me voy acordando de Elena Martín, mi compañera de 'Las Virtudes' porque viajamos juntas a todos los sitios", resume la cómica madrileña

Soledad Mallol.  | MIKI LÓPEZ

Soledad Mallol. | MIKI LÓPEZ

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Avilés

La actriz Soledad Mallol (Madrid, 1965) estrena esta noche (20.00 horas) en el teatro Palacio Valdés "La Lazarilla", la historia del primer pícaro de la historia de la literatura transmutado en mujer. Mallol es una de las cómicas más veteranas de la escena nacional: durante años trabajó al alimón con Elena Martín el proyecto que tenían en común: "Las Virtudes". La conversación que sigue se produce tras la presentación oficial del espectáculo, en el "foyer" del odeón avilesino.

-Lo acaba de decir: hace dos años le proponen ser Lazarilla y usted responde: "Claro, a muerte".

-Y luego digo: "Madre mía, ¿dónde me he metido?" Porque es muy difícil el texto, muy difícil de aprender, y ha sido mucho tiempo de estudio.

-Lo que se cuenta es toda la aventura de Lázaro de Tormes.

-Ese señor que escribe la carta en la que primero va contando su vida, pero luego nos vamos metiendo en cada escena descrita: desde que Lazarilla está de pequeña con el ciego, luego después con el buldero, que ya va como creciendo, luego pues como que va conociendo todo el amor. Y hasta el final del todo, cuando sale con su marido…

-Que se cuenta toda la vida, entonces.

-Toda la vida de una persona normal. Lo más importante para Lazarilla es contar su vida. "Soy yo, soy yo". No lo ha podido hacer, nunca la ha podido contar porque le daba miedo la Inquisición. "Escribí la carta, la publiqué, pero no la firmé. ¿Por qué? Pues porque no quería dar por mis huesos ante el santo tribunal de la Inquisición". Lo que quiere toda la vida es contar su historia, y entonces años después la vamos contando como si fuera ella una mujer.

-Y además son dos actrices que hacen de actrices.

-Sí, empezamos siendo actrices: actrices mayores a las no llaman y que es un desastre. "Ay, no nos han traído la escenografía, parece que no hay tiempo, que la gente ha llegado antes". La gente a lo mejor se queda un poco extrañada con todo eso. Y luego ya empezamos a meternos dentro de la historia de la Lazarilla, que ya va directa hasta el final, y al final somos las actrices también diciendo gracias y tal.

-¿Y cómo es esto de ser dirigida por Carla Nyman?

-Pues es que está muy bien preparada, la verdad. O sea, que no se ha sorprendido porque dices, ay, en principio ves a una persona tan joven y dices, huy, ¿qué me va a decir a mí esta chica tan jovencita? Que yo ya, como decimos también en la función, tengo el culo pelado de hacer funciones toda mi vida, que llevo más de 40 años. Y, sin embargo, sabe mucho, la gente joven sabe perfectamente lo que quiere, por dónde llevarte, y claro, lo único que hemos tenido que hacer es que dejarnos llevar.

-Durante muchos años fue la mitad de "Las Virtudes".

-Sí, cuarenta años también casi.

-Las recuerdo en el "Un, dos, tres…".

-Salimos en todas partes.

-¿Qué recuerdos tiene de ese trabajo?

-Pues eso es lo que recuerdo de todo. Mira, según pasaba por aquí, por esta calle [Palacio Valdés], que habíamos estado aquí trabajando, además en la calle.

-En un carnaval.

-Si es que voy por todos los sitios donde vaya, me voy acordando de ella, porque viajamos juntas a todos los sitios. La tengo muchísimo cariño, la sigo queriendo mucho. pero ahí se quedó la cosa, pero yo he hecho muchas cosas. Entre medias de "Virtudes", Elena ha hecho muchas cosas. Y yo también.

-Ya, pero es que le preguntaba por los recuerdos que había tenido de aquellos trabajos solo cómicos a diferencia de este espectáculo donde se intercala lo dramático. ¿Cómo se siente más cómoda?

-Fíjese, yo me muevo mejor en la comedia, pero me encanta la tragedia. Hay una parte aquí, en "La Lazarilla", que es muy... Cuando habla de la madre y tal, cuando ya se tiene que separar de la madre, bastante trágica. Y eso lo disfruto también mucho. O sea que me encanta. Es que normalmente los que hacemos comedia sabemos hacer drama, pero los que hacen drama no saben todos hacer comedia, porque es una historia como de oído, ¿sabe? El que una cosa funcione o no, que un chiste funcione o no, depende de cómo lo cuentas. O sea, si lo dejas arriba, abajo... Es una cosa de oído. Creo que ha sido maravilloso haber podido dedicarme a la comedia y haber hecho reír a tanta gente, yo creo que eso es lo más importante que he hecho yo en mi vida.

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