Balcón al muelle, por Covadonga Jiménez: Culturas y facturas

El diseño de nuevos proyectos de ciudad y los problemas de los avilesinos del futuro

Acto de clausura de la Academia de las Artes Escénicas en el teatro Palacio Valdés. | MARA VILLAMUZA

Acto de clausura de la Academia de las Artes Escénicas en el teatro Palacio Valdés. | MARA VILLAMUZA

Covadonga Jiménez

Covadonga Jiménez

Se dice que un corazón en paz florece incluso solo, pero es bien sabido que ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos. La semana que finaliza Avilés ha evidenciado ese poder de la "compañía" o del "todos" –aún por desarrollar– en dos hitos que marcan el inicio de una temporada estival que tiene marcado en rojo varias citas culturales destacadas en su agenda. No es casualidad que la Escuela de Verano de la Academia de Artes Escénicas repita en la ciudad y renueve su compromiso para 2026. No obstante, sería positivo hacer de este momento una oportunidad para hacer visible el valor que se le da a Avilés como referente de las artes escénicas. Una actividad abierta al público, un encuentro de alguno de los responsables de los talleres con la ciudadanía o, por qué no, un extra en la agenda del Palacio Valdés como colofón a la Escuela de Verano de la Academia de las Artes Escénicas vendría a reforzar la importancia de que Avilés sea sede, una temporada más, de las actividades estivales de la Academia.

La licitación del proyecto para la rehabilitación del palacio de Balsera marca otro punto de inflexión en la red de infraestructuras culturales avilesinas. Si bien puede considerase un éxito los 3 millones de euros de fondos europeos obtenidos para la rehabilitación de este céntrico inmueble –con o sin fantasma–, conviene señalar que, antes de que el tiempo apremie, deberían definirse sus usos y evitar que se solape con infraestructuras ya existentes. La singularidad del que fue el antiguo conservatorio de la ciudad no puede quedar supeditada a la indefinición de "centro museístico" o "centro cultural" para la ciudad. Como bien advirtieron en estas páginas los ojos mejor entrenados para analizar el patrimonio histórico avilesino, el palacio de Balsera no puede ser un contenedor más de actividades o una sala para usos sociales. "Algo que le vaya al edificio, no al revés", es la clave para definir ahora cuál será su futuro. Quizá algo ambicioso haya sido indicar que la solución de conectar el segundo piso con un pasaje cubierto de vidrio guarde similitudes con la ampliación del Museo Guggenheim de Nueva York. Habrá que ver a cuánto asciende la factura del contenido que albergará el nuevo "contenedor" cultural de Balsera.

Igual de sorprendente ha sido conocer esta semana la apuesta económica que realizará el Ayuntamiento de Avilés en el alumbrado navideño para las próximas fiestas de fin de año. Si bien es conocido que la financiación de ese capítulo se realiza entre varias concejalías, no deja de ser llamativo que la organización de las actividades navideñas que el año pasado rondó los 400.000 euros, dedique este año, solo para el alumbrado, hasta 700.000 euros. En el presupuesto municipal para el presente ejercicio –antes de modificaciones presupuestarias o de aplicar remanentes– se reservaban 1,2 millones de euros para el área de Festejos. También el cambio de la empresa que lanzará los fuegos artificiales en San Agustín marcará un antes y un después respecto a la etapa de Sara Retuerto como concejal de Festejos. La idea de aumentar el gasto para mostrar a la ciudadanía que hay más recursos disponibles puede generar confusión y desconfianza si no se maneja correctamente el mensaje. Si el gasto adicional no se traduce en beneficios tangibles y visibles para la población, puede generar el efecto contrario al deseado.

La insuficiente oferta de vivienda, que se hace aún más visible en temporada estival en buena parte de los concejos de la comarca, ante las demandas del sector servicios, va camino de convertirse en el principal problema de los gobiernos –locales y autonómicos– para los próximos años, y no solo para lo que resta de mandato. Más allá de la burbuja de los pisos turísticos, la falta de oferta, los altos precios de la vivienda, al especulación inmobiliaria y la dificultad para acceder a financiación son algunos de los problemas a los que enfrentan quienes quieren ser los avilesinos del futuro. La industria también acusa ese problema, al no poder desplazar personal a este territorio, o hallar dificultades para ello, por contar con insuficientes soluciones habitacionales. Los que verán funcionando el palacio de Balsera, los que vivirán las Navidades de las mil luces de colores con otras generaciones, o los que seguirán acudiendo –ojalá– al Palacio Valdés como "estrenódromo" nacional, lo sufrirán igualmente el problema de la vivienda.

Para diseñar el mañana es crucial tener en cuenta las perspectivas y necesidades de los jóvenes en presente, ya que ellos serán los principales protagonistas del porvenir que ahora se dibuja. Las decisiones de hoy repercutirán directamente sobre ellos. La Inteligencia Artificial ha entrado de lleno en el mundo del arte y los museos comienzan a digitalizar sus colecciones para estudiarlas mañana en alta resolución, ¿no es momento de diseñar un Avilés con visión de futuro?

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