El sector servicios de la comarca de Avilés se encuentra ante un serio problema (que ya ha padecido otros años)

"Hay déficit de trabajadores en la hostelería, y ese es un problema que se agrava año a año", advierten algunos empresarios, que llegan a duplicar plantillas estos meses

Una terraza de un restaurante en la calle San Francisco, llena ayer al mediodía. | MIKI LÓPEZ

Una terraza de un restaurante en la calle San Francisco, llena ayer al mediodía. | MIKI LÓPEZ

Irene Blanco / Aida Medina / Pelayo Méndez

Avilés / Luanco / Salinas

La temporada de verano tira del empleo en la comarca avilesina. El último informe oficial del Servicio Público de Empleo refleja que entre los concejos de Avilés, Castrillón, Corvera, Gozón, Illas y Soto del barco, que suman algo más de 128.000 habitantes, se contabilizan "solo" 6.601 desempleados. Estos datos suponen un descenso de 261 parados respecto al mes anterior, que había sido –hasta ahora– el que mejores cifras había ofrecido desde 2008. El sector en el que más cayó el desempleo en este último mes (en 228 personas) ha sido el servicios, que estos meses vive su época más fuerte. Y así lo constatan los profesionales del sector, que aseguran que incrementan sus plantillas durante la temporada estival, aunque, eso sí, advierten, es algo que no resulta fácil: "Cuesta encontrar personal cualificado para trabajar".

Que con el calor llega la temporada alta para el sector servicios, es algo que constatan desde la Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca (Ucayc). En la entidad señalan que su mercado laboral experimenta un mayor movimento "desde mediados de junio en adelante", especialmente en hostelería, donde se ha dado un incremento en el nivel de contratación de, estiman, entre el 5 y 10 % con respecto al año pasado.

Jorge Suárez, de Salinas Surf Camp, junto a una tabla, en su albergue de Salinas.

Laura Arias, gerente del camping Las Gaviotas. / LNE

Esta tendencia es constatada por restaurantes y hoteles de la comarca. Susana Díaz, de las Cuevas de San José, célebre parrilla ubicada en Raíces, en la frontera entre Avilés y Castrillón, asegura que la plantilla "se duplica en julio y agosto". Una situación muy similar vive Román Guillem, gerente de las heladerías Los Valencianos. "La plantilla crece en un 20% en verano", señala el empresario de un establecimiento que hasta hace pocos días tenía colgado un cartel de "se busca personal".

Dificultades para la hostelería

Precisamente, porque ese es uno de los grandes retos que afrontan los empresarios durante este periodo. Desde la Ucayc advierten que "existe un déficit de personas dispuestas a trabajar en el sector hostelero", situación que "se agrava año tras año". Así lo confirma también Claudio Álvarez, del restaurante El Blimal (Panizales, Corvera), que define como "imposible" la contratación de personal esta temporada.

Una situación similar viven los hoteles de la comarca, tal y como advierte Azucena Menéndez, directora del Hotel Palacio de la Magdalena, quien alude a "la dificultad para encontrar perfiles expresamente cualificados para los puestos", lo que les lleva a que las vacantes tengan que ser ocupadas con personal "proveniente de otros sectores".

Salinas, capital del surf

En Salinas, la capital del surf, el verano también se vive con especial intensidad en el sector servicios. "Abrimos en Semana Santa y desde ahí empieza un goteo progresivo. Junio, julio y agosto los tenemos llenos. La realidad es que, prácticamente, vivimos de tres o cuatro meses", explica Jorge Sánchez, gerente de la escuela Salinas Surf Camp. "En temporada baja tenemos cuatro trabajadores, pero en temporada alta llegamos a los diez", ejemplifica de un negocio en el que las vacaciones llegan cuando la temperatura del mar es demasiado baja y los problemas con el oleaje son el pan de cada día. Cuando echan el cierre, aprovechan para sanear la casa y los ingresos acumulados en verano se utilizan para "cosas que pueden ir surgiendo".

"La temporada alta es un colchón para el resto del año", dicen los empresarios

Jorge Suárez, de Salinas Surf Camp, junto a una tabla, en su albergue de Salinas. / LNE

Hay otros casos en los que la llegada del verano cambia por completo la localidad. Como en Santa María del Mar, donde el camping Las Gaviotas se vuelve un hervidero con la llegada del buen tiempo. "Mi negocio cambia de forma radical, prácticamente triplicamos el número de clientes y trabajadores", confiesa Laura Arias, gerente del alojamiento y presidenta de la Asociación de Campings de Asturias desde 2022. "El mayor desafío de los negocios estacionales es confeccionar un buen equipo cada año", añade.

Cuando la afluencia de visitantes se reduce notablemente, la gerencia realiza un balance. "Estamos muchos meses trabajando para ver los errores que hemos cometido la campaña anterior y pensando en qué procesos podemos mejorar para ofrecer un mejor servicio al cliente de cara al año siguiente", explica Laura Arias

Luanco, hasta la bandera

En Gozón, concejo que triplica su población, se padece sobremanera esta circunstancia. "Luanco se llena de virgen a virgen", explica Tino Viña, propietario del bar La Oficina, sobre la afluencia masiva que vive la villa marinera entre el 16 de julio, el Carmen, y el 8 de septiembre, día de la Santina, que es cuando comienza a bajar el turismo en la localidad. "Los cambios son abismales, en temporada baja trabajan dos personas en mi local, y en temporada alta contratamos entre tres y cinco camareros", explica sobre unas fechas que, dice, les otorgan un colchón extra que les permite vivir durante todo el año. "En verano vendes más cantidad que en invierno, pero los gastos siempre son los mismos", argumenta.

Arriba, Laura Arias, gerente del camping Las Gaviotas. Abajo, Davinia de la Torre, dependiente de la Tahona de Luanco. | M. V. / I. B.

Davinia de la Torre, dependiente de la Tahona de Luanco. / LNE

Esa diferencia entre la temporada alta y baja a la que hace alusión Viña lleva a a algunos empresarios a abrir sus puertas únicamente en fines de semana y fechas señaladas, como Semana Santa o el propio verano. Es el caso de la tienda de ropa de mujer Malibú. "Tenemos clientes locales, pero mucha gente es de paso", afirman las propietarias del establecimiento, que durante la temporada de invierno lleva sus colecciones a un establecimiento de Oviedo.

Davinia de la Torre trabaja en La Tahona de Luanco, desde donde aprecia perfectamente la transformación que vive la villa marinera durante los meses de verano. "En verano cerramos a las 22.00 y en invierno a las 21.00. A finales de junio decenas de personas esperan en la puerta a que abra la panadería, un fenómeno inusual en invierno. Lo mismo ocurre en el obrador: en verano comienza la labor a las 03.00 y al final de la mañana todavía puedes oler marañuelas horneándose, mientras en invierno empiezan a las 05.00", explica sobre el esfuerzo extra que realizan los establecimientos durante estos meses.

También es bastante particular lo que hace Soraya Sainz, artesana que lleva tres veranos alquilando distintos locales en el concejo para vender sus productos aprovechan la oleada veraniega de turistas. "Luego va a ser un invierno duro", advierte la empresaria, que también tiene previsto impartir cursillos de cerámica. La comarca n

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