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Gemma Mateo, psicóloga de Afesa: "La mayoría de los usuarios en patología mental son niños, adolescentes y población joven"

"Todavía hay mucho miedo y prejuicio en torno a la salud mental, y muchas familias o pacientes deciden no hablar de lo que ocurre precisamente para evitar ese rechazo"

Gemma Mateo, psicóloga de Afesa, ayer, en Valdecarzana. | MARA VILLAMUZA

Gemma Mateo, psicóloga de Afesa, ayer, en Valdecarzana. | MARA VILLAMUZA

Myriam Mancisidor

Myriam Mancisidor

Avilés

Gemma Mateo es psicóloga de Afesa, que es la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Asturias. El colectivo cuenta con delegación en Avilés. Ayer, Mateo, en representación de Afesa, protagonizó una mesa redonda en la que se habló sobre salud mental. Estuvo también Juan José Martínez Jambrina, responsable de Salud Mental en el área sanitaria avilesina y Aitana González, psiquiatra que forma parte del equipo de intervención en crisis.

-¿Qué papel desempeñan las familias ante un proceso de enfermedad mental?Las familias son, muchas veces, las primeras en detectar que algo no va bien. Son quienes acompañan a la persona enferma en los momentos difíciles, las que sostienen, escuchan y también las que sufren en silencio. Lamentablemente, se enfrentan a una gran carga emocional y psicológica. A veces incluso sienten culpa por no saber cómo actuar, o agotamiento, lo que se conoce como síndrome del cuidador.Afesa es una pieza fundamental para estas familias.

-Afesa se fundó en 1993 por un grupo de madres sensibilizadas con la realidad de la salud mental, ya que tenían familiares que la padecían y eran muy conscientes del impacto que esto tenía en su entorno. Afesa Avilés se ha consolidado como un espacio de apoyo, acompañamiento y lucha contra el estigma, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas con problemas de salud mental, sus familias y allegados, a través de una atención de base comunitaria.

-¿Con cuántas familias trabajan actualmente?

-Contamos con una Escuela de Familias, un espacio en el que se brinda psicoeducación, apoyo mutuo y estrategias para afrontar el día a día. Actualmente acuden más de diez personas. En cuanto a socios, rondamos el centenar entre socios y socias.

-¿Ha cambiado el perfil de las personas usuarias que recibe Afesa?

-Sí. Hace años atendíamos principalmente a personas adultas con trastorno mental grave –como esquizofrenia o trastorno bipolar–, que siguen viniendo y con las que se continúa trabajando de forma constante y personalizada. Sin embargo, en los últimos años se ha producido un cambio significativo: la mayoría de usuarios ahora son niños, adolescentes y adultos jóvenes, muchos con patología dual –la coexistencia de un trastorno mental y conductas adictivas– o con trastornos de personalidad, especialmente el trastorno límite de la personalidad (TLP). Este cambio refleja una nueva realidad emocional que atraviesan muchos jóvenes.

-¿A qué se debe este cambio?

-A factores sociales y culturales: presiones académicas y laborales, el uso intensivo de las redes sociales, la sensación constante de inestabilidad… Todo ello genera un contexto de estrés que acaba derivando en más casos de malestar emocional y trastornos mentales entre los jóvenes.

-Antes hablaba del estigma. ¿Todavía la persona con enfermedad mental sufre rechazo social?

-Desde luego. Y no solo la persona, también su familia. El estigma provoca aislamiento social. Todavía hay mucho miedo y prejuicio en torno a la salud mental, y muchas familias o pacientes deciden no hablar de lo que ocurre precisamente para evitar ese rechazo.

-¿Cuáles son las principales reivindicaciones de Afesa?

-Por un lado, la falta de información. No siempre las personas disponen de un diagnóstico claro ni de una orientación profesional adecuada, lo que desborda a las familias. Además, el sistema sanitario no siempre ofrece una respuesta inmediata o coordinada. Por otro lado, persisten grandes dificultades para acceder a recursos: los trámites son complejos, los tiempos de espera largos, falta personal y la coordinación entre los ámbitos sanitario, social y comunitario sigue siendo insuficiente.

-Y ahí volvemos a la necesidad de apoyo a las familias…

-Exacto. La sensación generalizada es la de estar luchando contra el sistema. Esto genera una sobrecarga económica y emocional: muchas familias tienen que renunciar a su vida laboral, asumir gastos adicionales o reorganizar por completo la rutina familiar. Y hay que destacar que este peso suele recaer, mayoritariamente, sobre las mujeres, sin que esté ni reconocido ni apoyado.

-¿Qué ofrece Afesa a las personas y familias que acuden a la asociación?

-Tenemos un Servicio de Información y Orientación Sociofamiliar, que ofrece asesoramiento integral sobre recursos, tratamientos y derechos. Además, la Escuela de Familias, programas de atención psicológica individual y grupal, y rehabilitación psicosocial con talleres terapéuticos, formativos y de ocio. También contamos con un programa específico para mujeres, con o sin problemas de salud mental, que promueve el empoderamiento, el autocuidado y la creación de redes de apoyo. Otro de nuestros proyectos es el plan de educación emocional, que realizamos en centros educativos para dotar a niños y adolescentes de herramientas que les ayuden a gestionar sus emociones y adaptarse mejor a su entorno. Además, ofrecemos acompañamiento integral a personas con trastorno mental grave o crónico, y trabajamos de forma constante en la lucha contra el estigma, mediante acciones de sensibilización, charlas, campañas y actividades que fomentan la empatía, el respeto y la inclusión social.

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