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La crítica teatral, por Saúl Fernández: El siglo XXI es nuestro

Laura Ubach defiende con intensidad el montaje sola durante una hora y media, aunque uno llega al final con la lengua fuera

Un momento de la representación de "Aburrimiento vocacional"

Un momento de la representación de "Aburrimiento vocacional" / Mara Villamuza

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Ana Diosdado escribió a mitad de los ochenta una novela que no tardó en subir a las tablas. La llamó "Los ochenta son nuestros" y hablaba de lo evidente: de lo difícil que era ser joven y libre si los padres de uno habían nacido en medio de la era atómica y todo era pesar. Fue un éxitazo de esos siderales y en aquel escenario del Infanta Isabel se hicieron grandes, por ejemplo, Lydia Bosch, Iñaki Miramón y Cayetana Guillén-Cuervo.

Un siglo antes de todo eso –más o menos– Rubén Darío cantó aquello de "Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver! / cuando quiero llorar, no lloro / y a veces lloro sin querer". O sea, que el lamento contra los de arriba es un lugar común en la literatura. Desde que el tiempo es tiempo. Y en él cabalga fuerte Patry Caso, que presentó este miércoles en el teatro Palacio Valdés su "Aburrimiento vocacional", un soliloquio interpretado por Laura Ubach que da vida a una joven paradigmática del momento presente: teléfono en ristre, sonrisa triste y cama como nido, un espectáculo que contó con el aplauso del personal que se acercó al estreno asturiano de un espectáculo que empezó a nacer en el circuito más alternativo de Madrid. Un paso adelante en el camino de transformar las tablas en fábulas universales.

El montaje se mueve en un escenario vacío que sólo ocupan dos sillas que se mueven y se mueven: teatro dentro del teatro, una pizca de autoficción, un mucho de reivindicación generacional. Laura Ubach defiende con intensidad el montaje sola durante una hora y media, aunque uno llega al final con la lengua fuera.

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