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Román Álvarez, descubre los secretos de la emblemática cerca avilesina: "En el siglo XII ya hay impuestos para reformar la muralla"

El historiador analiza la historia del recinto medieval hasta su desaparición en el siglo XIX basándose en documentación oficial de la época

La sala multiusos de la Casa de Cultura, a rebosar durante la conferencia de Román Antonio Álvarez.  | B. L.

La sala multiusos de la Casa de Cultura, a rebosar durante la conferencia de Román Antonio Álvarez. | B. L.

I. García

Avilés

La historia de la muralla conquista Avilés. La sala multiusos de la Casa de Cultura estaba a rebosar para escuchar al historiador Román Antonio Álvarez hablar sobre una construcción que duró unos nueve siglos y que deja constancia de que "Avilés fue un asentamiento floreciente al menos desde el siglo XI, incluso antes". La charla impulsada por Eneas, que es el Encuentro de escritores avilesinos, y el RIDEA, partió de documentos históricos y arqueológicos, desde los primeros compases de la ciudad para poder explicar la historia de la fortificación que protegía la almendra medieval y que desde hace meses se percibe parte en la calle de La Muralla. "Ya en el siglo XIII hay documentos sobre el cobro de impuestos para rehabilitar la muralla y una infraestructura así, de mampostería, se tarda más de un siglo en construirse", señala Álvarez, quien habla además de que la cerca sirvió para proteger los comercios de sal, vino, hierro y maderas, entre otros, durante centurias.

A esos datos hallados en documentos, Román Antonio Álvarez suma los hallazgos arqueológicos realizados por el equipo de Alejandro García que tras las pruebas de carbono 14 en restos hallados en la calle San Bernardo, se deteminó que rondarían el año 1100 "con un 90 % de probabilidad". "En esos tiempos Avilés se consolida como puerto del reino, que necesita protegerse", detalló el historiador avilesino, quien analizó las reparaciones y ampliaciones de una instalación que llegó a contar con cinco puertas que comunicaban con las salidas a Oviedo, Grado y el puerto, entre otras, además de dieciocho torres de las que a día de hoy se conservan las dos ubicadas a ambos lados del palacio de Camposagrado, visto desde el parque del Muelle.

La desaparición de la cerca tiene que ver con la aparición primero de la pólvora y después de la artillería allá por el siglo XIX. La capacidad defensiva era menor y además coincide con el "primer plan de ensanche" de la ciudad y con una época en la que el Ayuntamiento apenas dispone de capital para poder mantener en pie la muralla. "Se comenzaron a parcelar los solares y el cordón de la ciudad se fue vendiendo", detalla el historiador, quien menciona la plaza del Azogue, que actualmente es la del Sol y era un mercado. El Parche era una alameda con espacio para romería y fiestas y la iglesia de San Nicolás era el monasterio de San Francisco del Monte.

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