Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Andrea Gautier, productora de "El aspirante", un drama sobre el bullying universitario: "Las novatadas son un proceso perverso en el que la víctima acepta participar"

"Creamos un clima de compañerismo que trascendía lo que estábamos contando, porque sabíamos que era necesario para abordar una historia tan exigente emocionalmente", revela sobre la cinta que se vio en el Niemeyer

Andrea Gautier, ayer, en el Centro Niemeyer. |

Andrea Gautier, ayer, en el Centro Niemeyer. | / IMAGEN FACILITADA POR ANDREA GAUTIER

Myriam Mancisidor

Myriam Mancisidor

Avilés

El Centro Niemeyer acogió este jueves, en la sala "Fran Gayo", la presentación de la película "El Aspirante", seguida de un coloquio con su productora, Andrea Gautier, que atendió a LA NUEVA ESPAÑA por teléfono durante su viaje a Avilés en tren. Al evento acudieron los concejales de Servicios Sociales, Agustín Medina y de Educación, Juan Carlos Guerrero. "El Aspirante", es un impactante drama que aborda con sensibilidad y realismo la presión social, la violencia psicológica y el bullying dentro del entorno universitario.

-¿Cuál es el germen de "El Aspirante"?

-El germen del proyecto surgió a partir de un encargo de una asociación que trabajaba con hombres presos por violencia de género. Nos pidieron un vídeo didáctico para abordar las masculinidades normativas asociadas a conductas violentas y de riesgo. Mi hermano, el director Juan Gautier, y yo crecimos muy cerca del entorno universitario porque nuestro padre fue durante muchos años director del Colegio Mayor Chaminade, en Madrid, pionero en la erradicación de las novatadas. Conocíamos bien ese contexto y vimos que dentro del universo de los colegios mayores y las novatadas podíamos hablar de poder, con el sentimiento de pertenencia y de cómo se construyen ciertas masculinidades asociadas a conductas violentas. De ese primer encargo más asociativo surgió un cortometraje, y más tarde vimos que había material suficiente para un largometraje. Tras años de esfuerzo, logramos estrenarlo en cines el año pasado: "El aspirante" se presentó en el Festival Atlántida de Mallorca, donde ganó el Premio "Agustí Villalonga" a Mejor Largometraje Nacional, y después tuvo su estreno internacional en el Festival de Varsovia, un festival de clase A.

-¿Qué busca transmitir la película?

-Más que transmitir un mensaje, "El Aspirante" pretende acercarse al estado emocional de los novatos que llegan a la universidad. Jóvenes que, por necesidad de integrarse en el grupo, viven situaciones complejas dentro de una montaña rusa emocional: lloran, ríen, tienen miedo e incluso sus primeras experiencias sexuales. La película transcurre durante las primeras 24 horas de novatadas y quiere que el espectador viva ese proceso a través de su mirada, que se pongan en la piel de esos chavales. Habla también de cómo, para sentirse parte de un grupo, a veces se asumen comportamientos que de otro modo no se tendrían. Abordamos cómo se establecen las relaciones de poder, las jerarquías: la universidad no deja de ser un laboratorio en el que los chavales empiezan a conocer el mundo adulto, los pilares de ese mundo adulto y la organización que se podría dividir en dos tipos de personas, los que mandan y obedecen. La pregunta es: ¿de qué lado vas a querer estar? ¿Del de los ganadores o del de los perdedores? Hablamos también de lo fácil que es pasar de víctima a verdugo en este proceso en el que buscamos sentirnos parte de un grupo.

-Tengo la sensación de que es una película que se debería proyectar ya en los institutos...

-Sí, creemos que es una película interesante para ver al final de la adolescencia o en los primeros años de universidad, porque retrata un universo con el que muchos estudiantes se van a encontrar. Aunque pueda parecer que las novatadas son algo del pasado, descubrimos que siguen muy presentes aunque con otros nombres. A diferencia del bullying, que ocurre sin consentimiento, las novatadas son un proceso perverso en el que la víctima acepta voluntariamente participar para integrarse. Y eso es lo que las hace tan peligrosas: se perpetúan como un supuesto "ritual de paso", en el que quien un año fue novato después se convierte en veterano y repite el ciclo desde el poder. Es aún una práctica habitual y la realidad supera a veces la ficción.

-¿Cómo ha reaccionado el público joven ante la película?

-La respuesta del público joven ha sido muy positiva. En Mallorca, por ejemplo, una chica se acercó llorando al final de la proyección para darnos las gracias, porque habría vivido un proceso humillante y traumático de novatadas similar y se sintió reflejada. Muchos espectadores, incluso quienes no pasaron por novatadas, reconocen haber estado en entornos donde ocurrían, y la película les hace reflexionar sobre su propio papel: si fueron víctimas, testigos o incluso verdugos en estos mal llamados procesos de integración. "El aspirante" actúa como un espejo para la juventud. En los videofórums que hemos organizado, la participación ha sido altísima, porque los jóvenes se sienten directamente interpelados. Otro tipo de público, más adulto, muestra también empatía o un acercamiento a la película por novatadas en la mili, por ejemplo. Los temas en los que se habla en la película, más allá de las novatadas, encuentra un punto de unión o identificación. Estas experiencias pueden marcarte más o menos. Bajo apariencia de tradición son argumentarios que se utilizan no solo para perpetuar no solo las novatadas sino otras muchas cosas que se han disfrazado de tradición.

¿Cómo fue el trabajo con los actores en un rodaje tan intenso?

-Fue muy duro, porque había escenas complicadas, pero también muy gratificante. Cuidamos mucho el ambiente de respeto y seguridad. Creamos un clima de compañerismo que trascendía lo que estábamos contando, porque sabíamos que era necesario para abordar una historia tan exigente emocionalmente.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents