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Coordinador de IU en Avilés

Avilés versus Andalucía

La autocomplacencia del PSOE avilesino tras décadas de gobierno

Como persona de izquierdas que soy me siento interpelado por el resultado de las elecciones andaluzas y por las nefastas consecuencias en forma de involución política reaccionaria que de él se están derivando.

La dinámica política de bloques ideológicos está hoy más vigente que nunca en nuestro país, por eso, no me cabe ninguna duda de que, tras las elecciones de mayo, los pactos de gobierno, a izquierda y derecha, serán una realidad en ayuntamientos y comunidades autónomas. En estos momentos de ofensiva neoliberal, de emergencia de la extrema derecha, creo que la izquierda está obligada a entenderse para defender la dignidad y los derechos de la ciudadanía.

En este incipiente 2019 electoral, los pactos presupuestarios de las izquierdas recientemente firmados, tanto a nivel estatal como asturiano, suponen, además de un reparto consensuado de los recursos públicos, la presentación en sociedad de sendas alternativas para futuros gobiernos plurales. Lamentablemente, Avilés queda al margen de esa nueva realidad; el aparato socialista continúa boicoteando el diálogo entre las fuerzas progresistas y, como consecuencia de ello, a estas alturas, en nuestra ciudad la incertidumbre política es máxima; nadie puede dar por descontada su victoria en las municipales de mayo, e incluso esa victoria, como se ve en Andalucía, puede no servir para nada.

Creo que los paralelismos políticos entre la situación preelectoral en Avilés y Andalucía son muchos y preocupantes. La alcaldesa, Mariví Monteserín, como Susana Díaz, lleva toda su vida saltando de un cargo público a otro, milita en el sector más esclerotizado del PSOE, lidera un gobierno desgastado e insolvente y comparte, con ella también, la misma querencia por gobernar con el apoyo de la derecha y por envolverse en la bandera para proclamar que el suyo es el único proyecto de ciudad viable.

Después de la debacle andaluza, no cabe mayor demostración de ceguera política que la exhibida por el gobierno municipal socialista saboteando, un año más, el diálogo presupuestario con los grupos municipales a su izquierda. Pese a nuestra predisposición positiva, las negociaciones presupuestarias del PSOE con IU y Somos no han sido más que una burda simulación. El gobierno ha rechazado todas y cada una de nuestras propuestas empleando, además, argumentos tan zafios como que los planes de empleo que se ejecutan en Oviedo no tienen encaje en Avilés, o que es negativa para los avilesin@s una renta social municipal que, en Gijón, está provocando colas multitudinarias para poder beneficiarse de ella.

La aprobación del presupuesto en un año electoral, gracias a un vergonzante pacto con los tránsfugas del PP es, a mi juicio, un innecesario y absurdo error estratégico que alimenta el desprestigio de la política y que puede contribuir a facilitar el advenimiento al gobierno de Avilés de una suerte de trilateral de derechas.

EL PSOE, tras casi cuarenta años en el gobierno municipal, vive instalado en la autocomplacencia y en un discurso triunfalista que está muy alejado de la realidad de Avilés, por eso desaprovecha todas las oportunidades de renovarse ideológica y políticamente siguiendo la estela de cambio que marcan Pedro Sánchez y Adrián Barbón. Es cierto que, en Avilés, se han hecho muchas cosas bien como, por ejemplo, y con la leal colaboración de IU, se han impulsado unas políticas sociales avanzadas; pero no es menos cierto que los socialistas avilesinos han perdido el norte ideológico y que su proyecto político da evidentes síntomas de agotamiento.

En estos tiempos de ofensiva reaccionaria, la izquierda necesita gente que una. Para desunir, ya se arregla sola. A Mariví, la alcaldesa y candidata socialista, la desacredita la misma contradicción que a Susana Díaz, no puede postularse para cerrar el paso a la derecha quien lleva años sentada a la mesa con ella. El PSOE se ha auto descartado para liderar el proyecto de ciudad progresista y democráticamente avanzado que Avilés necesita; su sentido patrimonialista de la política municipal, su sectarismo hacia su izquierda y sus reiteradas alianzas con las derechas, le inhabilitan para ello.

En IU lo tenemos claro, dedicaremos todos nuestros esfuerzos a elaborar, de la forma más participativa posible, un programa de cambio sobre la base de los principios y los valores tradicionales de la izquierda. Queremos presentar un proyecto de ciudad compartido, que sea un instrumento útil para poner el ayuntamiento al servicio de la gente, para ilusionar y movilizar al electorado progresista y para conjurar el riesgo de que Avilés, como Andalucía, salga de Guatemala para entrar en Guatepeor.

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