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Las reglas de la aritmética

Sobre la fiesta de La Magdalena en el Antroxu

Decía Mariano Rajoy cuando los recortes en educación y sanidad que había que hacer más con menos. El sentido común sin embargo, opone que con menos se hace menos y con más se hace más. Solo era una de esas frases que nos dejó este hombre para la posteridad que no tuvo la misma fama que otras que la superaron como "los españoles son muy españoles y mucho españoles" o "es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde".

En la aritmética de los números reales si a un número positivo restamos otro número positivo obtenemos un número menor. Algo trivial, si Mariano tiene seis manzanas y se come dos le quedan cuatro, que, obviamente, son menos que las que tenía. En la aritmética de los infinitos las reglas funcionan de otra manera. Si a una cantidad infinita restamos una cantidad constante obtenemos una cantidad igualmente infinita. Si Mariano contempla la infinitud de las estrella y una de ellas explota, seguirá contemplando un universo infinito.

Esta última parece ser la regla que usa la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Avilés. Cuando se le interpeló sobre la merma de espacio en el Museo de la Historia Urbana de Avilés por su intención de ubicar el Museo del Cómic en una de las salas dedicadas a exposiciones temporales ella negó las reglas usuales de la aritmética y afirmó que con una sala menos la historia urbana de Avilés tendría el mismo espacio útil.

La concejala está convencida de la calculadora mental que maneja porque repitió el mismo cálculo cuando recibió críticas por la fiesta que el Ayuntamiento promocionó para el viernes del Antroxu en el pabellón de La Magdalena.

La concejala esperaba que la fiesta en el pabellón atraería público joven de otras localidades y otras voces le replicaron que ese tipo de público no tiene tanta movilidad y que la fiesta se llevaría a la juventud avilesina del centro de la ciudad. Eso fue exactamente lo que sucedió, el viernes a la noche todo el mundo afirma que no vieron ni al Tato, que debía ser un personaje que frecuentaba todo tipo de acontecimientos.

La concejala podrá lavarse las manos como Poncio Pilatos y decir que era un negocio privado y que alquilaron un local que pertenece a una institución de la que el Ayuntamiento solo es parte. Contra ese argumento se le podrá lanzar otro más poderoso. Si se trata de un negocio privado entonces, ¿por qué el Ayuntamiento lo incorporó a su programación festiva y le dio toda la publicidad que pudo?

El asunto hizo daño entre los hosteleros de la villa y con razón porque vació los bares en uno de los días del Antroxu, una de esas fiestas que permiten a los hosteleros hacer un poco de caja y poder tirar adelante. Algunos de esos hosteleros invirtieron mucho tiempo y dinero en antroxar sus locales y contribuir de esa manera a crear ambiente en la calle, justamente la esencia de la fiesta. Muchos de ellos opinan que cada vez que el gobierno municipal se mete a ordenar la fiesta, la fiesta pierde.

Por Semana Santa pondremos una vela a San Huberto de Lieja, patrón de los matemáticos y los metalúrgicos para que la concejala incorpore las reglas de la aritmética a su interpretación del mundo.

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