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Cuando las barbas de tu vecino veas quemar

Crisis en Alcoa y amenazas en Arcelor

Anda el jefe Mittal con amenazas otra vez. Se pasea por el patio del colegio acompañado de su banda y va mirando a ver quien tiene cara de dejarse llevar el dinero del bocadillo. Pronto saldrá la alcaldesa a decir que si el jefe quiere el dinero del bocadillo habrá que dárselo porque si no, el jefe cambiará de colegio.

Así se afrontó la crisis de Alcoa. La multinacional dijo que los números no le salían y que a pesar de las ayudas públicas vía recibo de la luz prefería cerrar y sustituir la producción española en el mercado del aluminio por la de la factoría saudí donde contamina y paga a los obreros lo que le da la gana.

Frente a eso, todos los partidos menos uno y todos los dirigentes sindicales menos alguno, reaccionaron pidiendo al gobierno más subvenciones. Lo llamaron estatuto electrointensivo porque quedaba muy mal poner en una pancarta "más subvenciones para las multinacionales". La consigna de la intervención estatal de la empresa usando el 128 de la constitución fue vista como utópica por algunas mentes y como "comunista" por otras. La opción pragmática fue la venta a Parter y algunos se hicieron una foto en bermudas para mostrar que el invierno en Alcoa había terminado. Los utópicos decían que aquello era una operación especulativa clásica de un fondo buitre y la alcaldesa seguía con su rollo neoliberal de subvenciones para las multinacionales. Si lo piensan bien y usan las palabras correctas verán que no es un buen trato entregar dinero público esperando que esto favorezca la permanencia de la empresa si ni tan siquiera arrancar a cambio un compromiso.

Cada euro que estas empresas paguen de menos en la luz será un euro menos que el estado tendrá para crear empleo o para atender los servicios públicos. Más razonable será convertir ese dinero público en participaciones de las empresas electrointensivas o en recuperar una empresa pública eléctrica que abarate el recibo a familias y negocios.

Ahora, en el mundo del aluminio, un fondo buitre vende a otro fondo buitre. Son las leyes del mercado, todo legal. La aluminera camina hacia algún sitio, está por ver si liquida los terrenos de las factorias y la actividad productiva se torna en comercial o sucede otra cosa pero la ruta que sigue pinta que es la del apagado de las cubas.

Si el jefe indio concreta sus amenazas de deslocalización abriendo una nueva crisis en la industria asturiana entonces volveremos a escuchar el argumento de lo caro que le sale la energía en bocas distintas de la suya. "Id vosotros que a mí me da corte" dirá el jefe. Argumentarán que la culpa de los números negativos es de un ente llamado "sector energético" que algunos neoliberales malintencionados querrán hacer creer a la gente que depende del gobierno cuando ellos se encargaron de eliminar cualquier presencia directa de lo público en la producción energética. Los que vendieron las empresas públicas a precio de Aliexpress todavía dirán que la culpa de todo la tienen Podemos y Yoko Ono.

Pondremos una vela otra vez para que esto pase de largo y que todo se quede en amenaza de patio aprovechando que los miedos andan sueltos pero si se concreta, la gente de pensamiento utópico volveremos a repetir que para construir un sector industrial dinámico hace falta que la columna vertebral esté participada por el sector público. Los realistas dirán que si subvencionas, la empresa se queda y el futuro se despeja, como en Alcoa.

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