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DIARIO DE A BORDO

La matanza de españoles a manos francesas en Florida

La gestación de la venganza por la derrota que infligió Pedro Menéndez a Jean Ribault y las consecuencias prácticas de la misma: la aniquilación de las guarniciones que defendían los fuertes "San Gabriel" y "San Esteban"

La derrota de Ribault y la consiguiente expulsión de los franceses de La Florida, a manos de Pedro Menéndez, causó una fuerte conmoción en el país vecino. La reacción de los galos fue la descalificación total por parte de los hugonotes y la ignorancia del asunto por parte de los católicos. Por su parte la Corona francesa, que no quería una guerra con España, consideró oficialmente la expedición como una iniciativa particular, eludiendo cualquier responsabilidad en la misma.

La nobleza hugonote, sin embargo, promovió una intensa campaña antiespañola mediante panfletos, como a los que se hizo alusión en el anterior artículo, y que se publicaron en Dieppe y en otros lugares de Francia. Esta campaña, inicio de lo que sería la Leyenda Negra, dio pronto sus frutos y así, en 1567, se organiza la expedición de castigo, también particular, del mencionado Dominique de Gourgues. El objetivo no era la colonización de las nuevas tierras, o la evangelización de los nativos, o simplemente el cumplimiento de una orden de su Rey. No. El motivo era única y exclusivamente la venganza.

Llegado a Florida, Gourges aprovechó el descontento de los indígenas, provocado por la presencia de extranjeros en su territorio, y trató de convencerlos para que le ayudasen a derrotar a los españoles. Les hizo regalos pero, sobre todo, les prometió que una vez realizada la acción de exterminio, él no se quedaría allí, sino que regresaría a Europa. La oferta francesa era muy apetecible para los indígenas. Y es que la presencia de extraños en sus tierras, fueran españoles, franceses o indios siux de las praderas, no era vista con buenos ojos por los nativos floridanos, como se puede comprender.

Así que la alianza entre Gourges y Saturiwa se consumó, y también el ataque y destrucción de los fuertes extranjeros. Los españoles que no murieron en combate y cayeron prisioneros, fueron ejecutados por los indígenas o ahorcados por los franceses, con un letrero colgando de su cuello que tenía escrito "Por traidores, ladrones y asesinos".

Llevada a cabo su venganza, Dominique Gourgues cumplió su promesa y regresó con sus hombres a Francia. Para escoger el momento del ataque, tuvo en cuenta que Pedro Menéndez estaba en España, razón por la cual, se dio mucha prisa en regresar a su país nada más terminar su misión, pues no quería esperar a que el adelantado regresase a Florida, estando él allí todavía. Y aunque coincidieron en sus travesías, uno de ida y el otro de vuelta, no llegaron a cruzarse en el camino, porque la ruta de cada uno era diferente. Se iba para América desde el Sur de Europa y se regresaba por el Norte.

Vamos a ver ahora como se cuenta la historia a través de algunos párrafos que, el francés M. Bassanier, escribe sobre la "hazaña" de Dominique, en su obra: "Historia notable de La Florida", concretamente en el capítulo titulado "Cuarto viaje de los franceses a Florida, al mando del capitán Gourgues, en el año 1567". Empezaremos por las negociaciones de Gourgues con el cacique timucua Saturiwa:

"?Gourgues prestó juramento de confederación [con los indígenas], tras lo cual les ofreció como presentes dagas, cuchillos, espejos, hachas, aros, cascabeles y otros objetos similares? Éstos, a la vista de su generosidad, le pidieron cada uno una camisa, para ponérsela solo en las grandes solemnidades y ser enterrados con ella?. El capitán Gourgues se las dio, y Saturiwa le entregó como recompensa dos collares de cuentas de plata que colgaban de su cuello y algunas pieles de ciervo curtidas..."

Sigue el relato con el envío de exploradores franceses e indígenas para conocer la situación exacta de las defensas españolas. Como los franceses no se fiaban demasiado de la palabra de Saturiwa, exigieron rehenes que permanecieron en sus barcos hasta que la expedición de inspección terminó con éxito:

"?Gourgues envió a reconocer el fuerte y la situación del enemigo a algunos de los suyos, guiados por Olotaraca, sobrina de Saturiwa? además de esto, Saturiwa le entregó a un hijo suyo, completamente desnudo, y a aquella de sus mujeres a la que más apreciaba, de 18 años de edad, permaneciendo ambos durante tres días en los navíos, hasta que hubieron regresado los que habían partido en misión de reconocimiento?"

Continúa la historia con la descripción del ataque a los tres fuertes españoles por parte de los indígenas y de los franceses:

"Se sabía que los españoles contaban con cuatrocientos hombres para defenderse, distribuidos en tres fuertes amurallados, y bien instalados a orillas del río de Mayo, sobre todo en el fuerte grande? por el flanco principal y más peligroso de dicho fuerte, dos leguas más abajo y más cerca de la desembocadura del río, habían construido dos fuertes más pequeños que, uno a cada lado del río, eran defendidos por ciento veinte soldados, así como abundante artillería y otras armas?"

En abril de 1568 los franceses se dispusieron para atacar el primero de los fuertes españoles, cuyo nombre era "San Gabriel". Gourgues encargó a Cazenove, su segundo, que derribase la puerta:

"?Gourgues le entregó veinte arcabuceros a su segundo, Cazenove, junto con diez marineros encargados de las bombas y granadas para derribar la puerta. Después atacó el fuerte por otro flanco? pero son descubiertos por un cañonero que estaba subido en la plataforma del fuerte que gritó: ¡Alarma! ¡Son los franceses! Y les envió dos disparos de culebrina. Cuando iba a cargar la tercera un indio llamado Olotocara subió la plataforma y le atravesó el cuerpo con su lanza. Gourgues y Cazanove rodearon a los españoles que intentaban huir de tal modo que de sesenta sólo escaparon unos quince, viéndose abocados a la misma suerte que ellos mismos habían hecho correr a los franceses?"

Una vez tomado el "San Gabriel", Gourgues puso la vista en el segundo fuerte, llamado "San Esteban" situado en la otra orilla del río, desde donde estaban disparando cañonazos hacia su posición. Gourgues transportó en barcazas a sus hombres y a los indígenas a la otra orilla y se ocultaron en un pequeño bosque, con la intención de cortar el paso a los españoles, si éstos decidían retirarse al fuerte principal ["San Mateo"].

"?Los españoles al ver las dos orillas cubiertas por tal número de hombres, intentaron huir hacia el bosque, pero ante los disparos de los franceses y el acoso de los salvajes, a los que querían evitar, acabaron perdiendo la vida más pronto de lo que hubieran querido, de modo que todos terminaron allí sus días, salvo quince de ellos, a los que se reservaba un castigo ejemplar. Después, el capitán Gourgues mandó transportar todo lo que encontró en el segundo fuerte al primero, donde quería establecerse para tomar alguna resolución respecto del gran fuerte ["San Mateo" y primero "Fort Caroline"].

Antes de decidir el ataque a "San Mateo", Gourgues interrogó a un prisionero que le informó que en el fuerte había cerca de trescientos hombres bien pertrechados. Después de obtener de él toda la información sobre la fortificación decidió iniciar los movimientos para el asalto.

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