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Carmen Nuevo

El San Agustín, hospital cercano y familiar

No es extraño y no voy a negarlo: cada vez que acudo al Hospital San Agustín a realizar alguna prueba suelo ponerme nerviosa. Esta vez me sorprendió que me citasen además con la que estaba cayendo, inmersos en esta segunda ola, casi tsunami. Así que cuando comprobé que no se habían olvidado de mí, experimenté una grata sorpresa, mezclada no obstante con esa sensación de angustia que se experimenta al no saber si verán o no verán “algo”. Lo mejor es sobreponerse pensando que siempre es mucho mejor un diagnóstico precoz, y con ese argumento del todo lógico me convencí a mí misma al menos momentáneamente.

Por fortuna la mañana era luminosa. Comencé a andar aún muy lejos del hospital, así tras la caminata a paso ligero llegaré más relajada, pensé. Y así fue: alcancé el edificio con una cierta serenidad. Tras traspasar el umbral, y localizar la consulta, el código asignado ya constaba en la pantalla y entré en la puerta indicada de Radiodiagnóstico.

Destacar la profesionalidad del personal que me atendió en consulta no es suficiente, porque lo que más agradecí en ese momento fue la amabilidad, comprensión y paciencia en estos momentos además, en los que todos los sanitarios están sometidos a tanta presión.

En fin, todo salió bien afortunadamente y una vez en la calle, pensé en varias cosas: la primera de ellas que la vida es un regalo del que debemos disfrutar con responsabilidad, que disponemos de un gran sistema sanitario que, a pesar de la pandemia, prosigue en la medida de lo posible con sus programaciones y que el Hospital San Agustín es un hospital que siempre ha destacado no solo por sus profesionales, sino por un ambiente cercano y familiar, que satisfactoriamente compruebo que no desaparece con los años ni con las jubilaciones.

Por todo ello decidí escribir este artículo distinto de los que suelo escribir habitualmente repletos de metáforas. Un simple artículo de reconocimiento a todo el personal sanitario del Hospital San Agustín, ese edificio que ubicado en la zona alta de Avilés extiende sobre la comarca su sombra blanca y su empeño en procurarnos salud, a pesar de estas circunstancias tan difíciles.

Nadie desea tener que ir a un hospital por ninguna razón, pero cuando debemos acudir es de agradecer que además de competencia, el trato sea adecuado y de este hospital, el Hospital San Agustín, no solo puedo decir que tiene un buen cuerpo, también se puede decir que es un hospital con alma.

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