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Juan García

Amistad consagrada

Recetas para el buen cultivo de una sana e inquebrantable relación

Cuando mi amigo Fernando Balbuena accedió, tras la petición que le hice, a compartir con él este espacio de opinión, “Corriente alterna”, –que amablemente nos brinda LA NUEVA ESPAÑA– lo primero que pensé fue que Fernando lo hacía, primero por amistad, y luego, imagino, por una serie de ideas, razonamientos o aficiones que quizás pudiéramos compartir. Pero desde luego (y creo que es recíproco) primeramente porque nos consideramos buenos amigos.

Abro comillas. “Cuando dos personas son amigas, dice Aristóteles, tienden a tratarse con justicia; intentan ser justos entre sí, aunque personalmente sean injustos. Así, cuando hay justicia es más fácil que haya paz”. Cierro comillas. Y la amistad bien entendida (usaré ahora un término progre, aunque no soy muy dado a ello) es sostenible. Y lo es precisamente porque si algo define a la amistad como tal, es la sinceridad. No es la adulación, como tampoco son los celos, ni la frialdad, acicates que aviven la amistad, ni mucho menos. Esa sinceridad expresada desde el punto de vista de la buena comunicación, pasa por ser empática y asertiva; es decir, por una parte, a la hora de expresarnos ponernos en el lugar del otro y por otra conocer tus propios derechos y defenderlos respetando siempre a los demás. En ocasiones existe una delgada línea roja, difícil de detectar y en todo caso traspasable, que confunde el transmitir a tu interlocutor el parecer siempre estar en posesión de la verdad, o desde otra perspectiva (la que de verdad debería ser) tener opinión y expresarla; eso sí, cuanto menos vehemente, mejor. Ambas situaciones mal empleadas, son motivos suficientes para el menoscabo de una buena amistad o relación en todo caso.

Hablo ahora desde un punto de vista empirista o cuando –y es lo mismo– la decepción llega a toparse con los propios sentimientos. Sucede cuando por mucho que uno se esfuerce, pocos o nadie son capaces de apreciar que tus actos siguen los pasos de tu lengua, hasta que un día –que sin duda llegará– pases de un estadio en el que digas “eres mi mejor amigo” a otro en el que estés ahí; ahí donde y cuando verdaderamente tu amigo te necesite. Dar y recibir, recibir y dar, o lo que es lo mismo, una cuestión de “retroalimentación”, es el secreto para el buen cultivo de una sana e inquebrantable amistad o relación.

Y en esto: “Llegó el comandante y mandó a parar”. Al mejor estilo Carlos Puebla y sirva este estribillo de la popular canción cubana para de forma metafórica comentarles, que sí, que también existe interrelación entre la amistad y la política. Ya lo dijo Churchill (creo que fue): “La política crea extraños compañeros de cama”. Y si lo piensan por un momento, el dueto amistad y política es en principio, al menos, chocante. Puedo hablarles de lo que es capaz de conseguir ese dueto, cuando se lleva a sus máximas consecuencias. Lleva nada menos que a la enemistad entre individuos, y es entonces cuando te preguntas ¿ha merecido la pena llegar aquí? Por eso dos buenos amigos, dos amigos de verdad, nunca debieran de compartir el mismo proyecto político, cuando exista responsabilidad con terceros de por medio. Otra cosa es compartir una idea o ideal político, sin más trascendencia, como muchos de nosotros hicimos y seguimos haciendo. No vale la pena la política cuando de quebrar una amistad se trata. Ni de una amistad poco hecha, ni de una de mayor calado.

Mi humilde colaboración a lo anteriormente comentado, la pongo ahora con esto que en su día escribí y no publiqué esperando la mejor ocasión para hacerlo. Lo titulé, “Mi hermano, mi amigo” y dice:

Si aún cuestionable fuera

la notoria amistad que te procuro,

si hacia mí emprendieran diligencias

que por fin tuvieran,

descubrir ese grado de amistad,

del verbo investigar, renegaría

y al verbo imputar, reprobaría.

No existe verbo que precise ni defina,

la ley que hoy nos tenemos;

tampoco tribunal

ni tan siquiera academia

capaz de sancionar esto que tú y yo,

compartimos.

¡Feliz Año Nuevo libre de virus, compatriotas!

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