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Francisco Sánchez

Vita brevis

Francisco Sánchez

Filomena

Entre el bicho chino y la borrasca

Hasta hace bien poco las borrascas que nos visitaban eran anónimas, las pobres. Un grupo de organismos de meteorología de Francia, España y Portugal es el que bautiza a las borrascas más importantes que vayan a pasar por sus territorios. Lo hacen imponiéndoles nombres de señora o caballero siguiendo un orden alfabético. A la última que hemos padecido le tocó el nombre de “Filomena”, que pocas señoras se llaman ya así, especialmente de las que tengan menos de treinta años.

Como todas las palabras que comienzan de esa misma forma, este nombre es de origen griego y tiene que ver con la amistad, como filosofía es amigo de la sabiduría. No se qué se les pasó por la cabeza cuando eligieron este nombre, porque Filomena significa “amigo del canto” y, por eso, con él se designa también a los ruiseñores. No parece que tenga mucho ver con una borrasca y sus consecuencias, salvo que pensaran que ésta podía venir acompañada de sonoros truenos abundantes y diversos.

Lo que ha traído esta Filomena es frío de narices y la gran novedad de la nieve por sitios por donde hacía tiempo que no solía, como en la esteparia meseta del Sur. Todos los años nos ha nevado por las altas cumbres peninsulares, por donde se instalan las estaciones de esquí, donde se apelotonan multitudes los fines de semana y fiestas de guardar para lanzarse cuesta abajo por sus barrancos, previo el debido pago del billete de subida en los remontes. Pero que la nieve cuaje y cubra calles, plazas y jardines de ciudades y pueblos manchegos no es tan frecuente, que hasta ha ocurrido en Madrid, a pesar de los humos y gases de sus vehículos y de las calefacciones de viviendas y oficinas.

"La gran imaginación de nuestros políticos es proverbial, porque todo lo arreglan encerrándonos en casa"

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Ya saben que lo que pase en la Muy Antigua, Noble y Coronada Villa de Madrid trasciende mucho, porque es la capital de España, según la Constitución, y de ahí que sea su ombligo, que castizamente admite ser llamada “Madrí”, “Madriz” o “Madrit” sin poner el grito en el cielo, aunque tenga un agujerito para verlo. Así que, si nieva en Madrid, nieva en España entera, según los voceros de la caja tonta, para los que la nevada ha sido histórica, como el Dos de mayo o la muerte de Franco, que para ellos todo lo que retransmiten es histórico o dantesco, aunque me temo que no hayan leído nunca la “Divina Comedia” ni las lecciones de Historia de la “Enciclopedia Álvarez”

Gusta decir que un paisaje nevado es navideño. Supongo que se deba a la circunstancia de que en las películas americanas siempre nieva por Navidad y habrá lugares de por ahí que así acontezca. Pero, por aquí es un suceso extrañísimo, salvo por la alta montaña. Que yo recuerde nunca ha ocurrido en Avilés en toda mi vida, salvo un año en que nevó justo el día de Navidad, hace bastante más de medio siglo, pero que no tengo suficiente memoria para decir con precisión.

Naturalmente y por esa escasez de las nevadas, el personal no está acostumbrado a convivir y hacer vida cotidiana con ese fenómeno climático, de modo que carecen de las prendas adecuadas y los vehículos tampoco están adaptados para ello, como en Rusia o en Finlandia, un suponer. Así se lanzan a patear la nieve con sudaderas de felpilla y calzados con vambas o conducen los coches con ruedas vulgares, porque aquí nadie las tiene de invierno, que ya está bien con tener un solo juego y va que arde con lo que cuestan.

Ante esta situación las autoridades públicas lanzaron avisos sobre la peligrosidad de Filomena y, por supuesto, hicieron recomendaciones o, mejor dicho, una recomendación, que es exactamente la misma que tienen para el bicho chino: No salga usted de casa. La gran imaginación de nuestros políticos es proverbial, porque todo lo arreglan encerrándonos en casa.

Aquí estamos, amigo, rodeados por el murciélago chino, por un lado, y por Filomena, por el otro, sentados en casa atizando el brasero con la badila ante unas sopas de ajo, esperando la vacuna, que ahora no tendrán problemas para almacenar a bajas temperaturas al sereno. Al paso que vamos, encerrados en casa nos llegará el último advenimiento.

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