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Saúl Fernández

Crítica / Teatro

Saúl Fernández

Me salvé de milagro

Lo subversivo de ir al teatro y disfrutar de un drama con acento sureño

Ir al teatro, ahora, es casi una actividad subversiva. Porque sales de la sala pensando y, encima, sin virus con el que acabar con tu familia más cercana. Las autoridades sanitarias piensan antes que uno y de su pensamiento anticipatorio vienen las restricciones sanitarias: DNI en la puerta, declaración informada de que a tal hora anduviste viendo teatro, quepeorparatisialfinalteinfectas… y, pese a todo, te empeñas en sentarte en una platea de las buenas –de las mejores del Principado– y lo haces para ver un drama de los buenos: “Mauthausen: la voz de mi abuelo”, un soliloquio sobre muerte y destrucción; un espectáculo sobre la necesidad de futuro; un montaje en el que la congoja congela el ánimo más que una comunicación gubernamental sobre las restricciones sociales de esta semana.

El espectáculo de Inma González y Pilar Almansa llenó –hasta donde está permitido– el auditorio del centro cultural de la ría. Y el público distribuido por el millar de butacas se levantó al final para romperse las manos con los aplausos. Y es que el espectáculo fue de los buenos: de esos en que la fábula alucina más que la peripecia, de esos en los que las expectativas son menores que las realidades en cuerpo y forma… Un chaval de 19 años en medio de un campo de concentración y, después, en uno de exterminio. Un relato del declive generalizado como si fuera tan normal como la llegada de la noche tras las horas del día. “Mauthausen: la voz de mi abuelo” es un drama fascinante con una dirección fascinante y, sobre todo, con un trabajo de creación interpretativa fascinante. Inma González es su abuelo, no hay duda, su abuelo Manolo Díaz Barranco sólo podía tener la voz de Inma González. La angustia de vivir en el infierno sólo se puede soportar con el aliento que llega de la voz de González, con su acento sureño, con las ganas de vivir y seguir viviendo.

El drama de Manolo Díaz existe porque Inma González existe para contarlo. “Mauthausen: la voz de mi abuelo” tardó en llegar a Avilés (la del sábado fue la tercera fecha programada), pero ha merecido la pena la espera.

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