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Feriae tributum

La resiliencia ante circunstancias adversas

La progresía, los miembros de esa cabaña que dicen ser de izquierdas, han aflorado un antiguo término que repiten en toda ocasión, un descubrimiento para sus pocas lecturas. Se trata de la resiliencia. Dice la RAE que tal palabro significa la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Lo que traducido a un lenguaje aún más común, resulta muy sencillo “dícese de aquel al que le están meando, mira al cielo y cuenta que está lloviendo”.

¡Oh casualidad! Resulta que nos encontramos ante una de esas situaciones adversas. El ciudadano padece irascibilidad y es poco propenso a llegar a comprender, siquiera entender, las medidas que nuestros gobernantes nos imponen so pena de sanción. Las colas a las puertas de cualquier comercio. Soportar las inclemencias meteorológicas a la entrada de las oficinas de la Administración. No les cuento las dificultades en la banca y otras comercializadoras de servicios básicos. En fin... todo eso que padecemos día a día sin siquiera ver en el horizonte una solución.

Incluso la señora Alcalde de la villa se encuentra con ansiedad; hace unos días publicaba este medio su atribulada declaración acerca del desmantelamiento de las llamadas Baterías de la antigua Ensidesa, decía algo así como que no quiere manchas en tal proceso. Y es que nuestra mandamás no proyecta resiliencia alguna frente a la vicisitud habida y de la que nada conocemos.

Nuestro señor Presidente del Principado tampoco hace muestra de resiliencia, no se adapta a las circunstancias adversas, se dedica a la prohibición, a la sanción. No aporta soluciones e imputa a los ciudadanos el hecho del contagio. Para él, todo debería estar cerrado, no movernos de casa salvo para ir a trabajar a quienes se les permita y comprar las viandas del sustento diario. Y el primer pagano es un sector de gran importancia para la economía nacional, regional y local. Todo lo referido a los servicios de hostelería, aquel íntimamente ligado al ocio y al turismo interior y exterior, casualmente la mayor industria con la que España cuenta.

Es de necesidad empezar a levantar de manera progresiva las restricciones a tal sector y ello no significa que se baje la guardia en lo referente a las medidas de higiene y salubridad; al contrario, se debe multiplicar la vigilancia para que de manera preventiva y nunca punitiva se advierta de conductas y modos inadecuados. Eso que llaman pedagogía.

Hay que dejar trabajar a todo el sector que comporta el turismo, no sólo la hostelería, y resulta imprescindible una serie de medidas económicas que transciende del ámbito local y autonómico para que tales actividades económicas puedan retomarse con un elemental dinamismo. No hace falta tener una mente preclara para vislumbrar las disposiciones necesarias, basta sólo el sentido común.

La vía de la ayuda directa es algo que no tiene sentido, pues nunca alcanzará para abonar lo elemental del gasto fijo que tiene una actividad de esta clase. Se hacen imprescindibles para un periodo que al menos llegue al 31 de diciembre del año 2022 unas vacaciones fiscales, la “feriae tributum” del título de este escrito y que consistiría en una cuota cero en la mensualidad al régimen de autónomos de la Seguridad Social, entendiendo que durante ese tiempo la cotización estará asegurada en su base mínima. Exención del pago de los llamados módulos. Igualmente, todo lo referido a esa pléyade de tasas municipales que asfixian el ejercicio de cualquier actividad. En resumen, aliviar la carga tributaria y social.

Hay que advertir que cuanto mayor sea el número de establecimientos en orden de actividad, mayor el número de empleados que saldrán de los ERTE y que dejarán de ser una carga para el presupuesto. No sólo eso, esas actividades hacen compras que en la actualidad no se realizan, bebidas y comestibles que ya tributan más que suficientemente, mercancías que se reparten mediante los correspondientes transportes que naturalmente causan un consumo que también tributa.

En pocas palabras, hay que dejar trabajar a todos los sectores de la economía y la administración del estado; quienes la gobiernan deben propiciar y alentar el ejercicio de la actividad económica.

Por último, el reciente Auto del TSJPV resuelve la medida cautelar presentada por los demandantes –asociaciones varias de hostelería de Vascongadas– en el sentido de permitir la apertura de tales actividades y en su fundamento cuarto se dice: “De tal forma, la primera conclusión a la que ha de llegarse es que no aparece con claridad la influencia de la apertura de los establecimientos hosteleros con el elevado nivel de incidencia del virus tras la celebración de la Navidad”.

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