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Aurelio González Ovies

Quién sabe si algún día

Quién sabe si algún día lees estos cuatro versos y ya es tarde. Y es tarde porque todo es verdaderamente pasajero. Quién sabe si algún día entra con prontitud la niebla y ya no puedes ver el cielo ni la casa ni la mirada azul del horizonte ni las caídas lentas del crepúsculo ni el tímido temblor de los resucitados. Preguntarás, entonces, lo que todos más tarde o más temprano preguntamos: qué hice, dónde estuve, qué fue del corazón que sentí dentro.

Y entonces, quién sabe si algún día, después de una hora extraña, tras un instante frágil, por un momento breve, tras un ahora lento es tarde para siempre. Y se apaga la luz en los campos de julio y muere el perro viejo que esperaba ladrando y es vana la palabra porque nadie la escucha y no duermen las eras porque nadie les canta. Quién sabe si algún día no cabe ya la duda ni hay luna llena en noches hermosas de verano ni jóvenes que buscan el amor en las sombras.

Y no vendrá ya nunca el que bruñe el rocío, el que sube a la voz, el que ilumina el sueño, el que sabe el dolor, el que extiende la vida. Y aquellos otros días serán más luz, quizá, porque los vemos altos, lejanos como estrellas. Quién sabe si algún día, así como va el humo hacia la noche, palabra inacabada hacia la luz, todo dependerá de otro entonces incierto. Si dirás en silencio que, a pesar de la luz que queda fuera, hemos querido siempre ser las sombras. Si no caminarán por las llanuras rebaños ni habrá fuentes doradas donde calmar la sed del mediodía.

Quién sabe si algún día será tanta la luz, tanta la inmensidad y tanto el árbol y algún pájaro venga con una orilla libre bajo sus alas blancas. Quién sabe si algún día como hoy, como ayer prometerás la lluvia: “todo menos mi libertad y algunas horas tranquilas bajo la higuera vieja que aún me habla. Todo menos esos recuerdos que son míos, ese mirar atrás y ver las sombras y un brillo que se enciende por entre las hortensias de mi madre, inundando mis manos de una sustancia extraña como el sueño. Todo, menos esas palabras que no me significan lo mismo que a vosotros y me duele su voz si profanáis su luz resplandeciente”.

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