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Fernando Álvarez Balbuena

Corriente alterna

Fernando Álvarez Balbuena

¿A quién beneficia?

El fracaso de un acto autopropagandístico: el envío de cartas con amenazas a políticos en plena campaña electoral

Lo primero que se pregunta un investigador, ante un delito, o un comportamiento impropio de una persona que haya tenido suceso, ya desde el tiempo de los romanos es: ¿Cui prodest?, o sea, ¿A quién beneficia esta conducta fuera de los márgenes de la legalidad, o incluso de la normalidad?

Esto es lo cabe preguntarse ante la recepción, por correo ordinario, de una carta anónima, recibida por el exministro Pablo Iglesias Turrión, conteniendo amenazas de muerte contra su persona y acompañada por cuatro o cinco balas de fusil.

Ya es extraño que una carta de este tipo haya pasado los controles que posee Correos para detectar materiales peligrosos; más extraño aún que haya pasado inadvertida por los scanner del Ministerio, que afinan su sensibilidad mucho más, dado que están preparados para alertar el paso de cualquier material metálico, y prevenir la posibilidad de un atentado. Y, lo más extraño de todo, es que al recibo de este sospechoso material, se haya dado conocimiento a la prensa para que lo publicara a toda página al día siguiente de su recibo.

Es pues ahora el momento de preguntarse ¿cui prodest?, o sea, ¿a quién beneficia esta extraña carta y su rápida publicación?

Es evidente que no beneficia al presunto terrorista, pues éste tendría buen cuidado de pasar completamente inadvertido y ejecutar en el máximo secreto el ataque a un ministro del gobierno, sin advertir a la víctima elegida del peligro que le acecha, ya que por el material enviado, podría buscarse la pista del remitente autor, detenerlo y juzgarlo.

Por todo esto y por varias conjeturas más, que sería largo exponer, parece que habiendo tenido lugar este suceso en medio de un proceso de campaña electoral, el verdadero beneficiado es el receptor de la carta, que se apresura a dar cuanta a la prensa y así hacerse la víctima de un inexistente complot asesino, para ganarse los votos de los tontos que se crean tan burda maquinación.

Por tanto, autor y receptor creo que son la misma persona, a quien, dicho sea de paso, le han salido muy mal las cuentas, porque todo el mundo medianamente informado, sabe que el victimismo suele causar lástima y simpatía en la víctima, pero ante tan burda maquinación del inteligente autor-receptor, de lo que se ha dado cuenta todo el mundo es de que, una vez más, un mediocre político ha tratado de engañarnos.

Y ante el hecho, ya aludido, de que esta carta pasara los rigurosos controles de Correos y Ministerio, no puede dejar de sospecharse que una mano amiga haya intervenido o desviado la atención de los responsables para que el paquete llegara sin novedad a su destino.

Quizá este fracaso auto propagandístico de nuestro sospechoso, es el que le ha llevado a cortarse la coleta.

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