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La columna del lector

A dónde van los besos...

¿A dónde van los besos que no se dan? Qué pregunta más difícil de contestar, pues un beso que no se da, no existe, no se ha dado, no ha nacido, pero ¿ y si ha crecido dentro con ansias de amar y no lo dejamos salir, por vergüenza o por soledad?

Esos besos que no se han dado son etéreos, son deseados, y en algún lugar ignoto alguien los habrá recogido, y con devoción los habrá preservado del desamor y del frío.

¡Qué hermosos son esos besos, pero qué tristes, qué dolientes, pues quien no los da no los envía y quien los recibe no los siente!

Besos que no se dan... ¿quién será ese amante que sufre por no poder besar con amor ardiente al amado o amada, pero teniendo en sus brazos a quien besar realmente?

Besos que no se dan son, en verdad, más duraderos aunque jamás serán verdaderos, pero nunca se terminan, pues nunca han comenzado, y así se hacen infinitos. Duran mucho, mucho más que los besos que se han dado, pues estos se dan y... ya se han acabado.

Pero el beso que no se da, qué tortura, señor, qué tormento, pues como no salió de los labios, siempre te quemará por dentro.

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