La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La maldita galerna

Hoy hace 60 años que una maldita galerna arrasó la costa noroccidental española. Su fuerza fue brutal e inesperada. El tremendo vendaval hizo que barcos pesqueros avilesinos aparecieran en puertos de la costa francesa o guipuzcoana y que en nuestros muelles acabaran finalmente buscando refugio pesqueros vigueses.

Yo la recuerdo vivamente porque, a pesar de mis trece años, llevaba muchos vinculada al mundo pesquero de nuestra rula, de la mano de mi padre, y me conocía muy bien todo lo que flotaba. Lloré, como una niña que era, cuando supe que había naufragado el “Campo Eder” y que con él se había llevado la vida de algunos tripulantes a los que yo conocía. El Nodo se vistió de luto y la parroquia de Santo Tomás de Sabugo –por aquel entonces aún no existía la parroquia de la Virgen de las Mareas y su imagen residía en Santo Tomás, donde se celebraba su novena con gran afluencia de público, ya que Sabugo fue de siempre el barrio marinero avilesino –acogió el dolor de tantas familias, de tantos amigos.

Ahora, si no la hubiéramos vivido, nos resultaría casi imposible imaginarnos que tal cosa pudiera suceder, dado los grandes adelantos técnicos que se han aplicado a la predicción meteorológica, a la construcción de barcos, a las comunicaciones vía satélite. Aun así, de vez en cuando la mar se toma su tributo de vidas, pero en aquella ocasión fue sencillamente brutal.

Vaya mi recuerdo para todas las familias que sufrieron su fuerte dentellada, para los que, de guardia al lado de las radios más potentes del barrio o junto al teléfono, salían a dar la noticia de que un barco había entrado en tal sitio y el otro más allá, llevando alivio a muchas personas, para los que acabamos siendo una gran familia unida en torno al sobresalto y a la mezcla de dolor por las pérdidas y alegría por los que habían podido salir con vida y llegaban al puerto avilesino con sus barcos, en muchos casos dañados en sus estructuras, sin chimenea, con parte de su maderamen desgarrado.

Hoy hace 60 años de la galernona, pero sigue ahí, en nuestro recuerdo.

Compartir el artículo

stats