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Francisco Sánchez

Vita brevis

Francisco Sánchez

La Perdonanza en pleno San Mateo

La oficialidad del bable y el refuerzo de la capitalidad de Oviedo en la propuesta de reforma del Estatuto

Aunque muchos ya no se lo puedan ni imaginar, hubo un tiempo en que no existía la autopista. Para ir a Oviedo en coche había que hacerlo por la Miranda, cuya subida tenía las curvas más cerradas que ahora. También se podía ir en tren, que circulaba cada tanto y nunca se sabía cuánto iba a tardar, entre que nunca era puntual y hacía paradas interminables en algunas estaciones para esperar algún otro convoy, a veces, incluso, en el fantasmal apeadero de San Zabornín.

Naturalmente, con todos esos inconvenientes, ir a Oviedo desde Avilés era toda una aventura, de modo que ese viaje se reservaba para determinadas ocasiones excepcionales. Oiga, que luego estaba también el trasiego de andar por la capital, que entonces era “el mi Oviedín del alma”. De ahí que era muy típico que las señoras dijeran aquella frase famosa: “Vengo de Oviedo. Vengo matada de los pies”.

Una de las ocasiones en que algunos hacían aquel viaje era por las fiestas de San Mateo y, dentro de ellas y especialmente desde mitad del siglo pasado, en el Día de América en Asturias, para ver el desfile de “haigas” de los indianos y de carrozas y los pasacalles de pintorescos grupos folclóricos. Es que venir en esas fechas es una antigua tradición secular, que algunos desconocen que es un peregrinar para la adoración de la Cruz de los Ángeles, símbolo de Oviedo.

Efectivamente, la festividad primigenia es la del día de la Exaltación de la Santa Cruz, que es el día 14 de septiembre y que se prolonga a su octava, que es el 21, San Mateo. Durante esa semana se puede uno lucrar de la Perdonanza, que es el Jubileo concedido por la Santa Sede en la primera mitad del siglo XV, antes que Colón descubriera América. Antiguamente, durante esos días había procesiones, música, toques de tambor y fuegos artificiales, según consta ya en las crónicas de por el siglo XVI.

Luego vendría a añadirse la tradición de comprar les “paxarines”, que son esos amuletos hechos de harina de pan bañada en azafrán, amasada y cubierta de huevo, que se hornea con diversas formas y que luego se coloca en las ventanas, porque “en días de tempestad alejan las centellas de casa”.

Parecería una extrañeza que se celebre la Exaltación de la Santa Cruz un 14 de septiembre. Pero ello se debe a que es en ese día cuando se cumple el aniversario de la consagración de la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, hace ya un porrón de siglos. Desde entonces se conmemora ese día por la Iglesia católica, las iglesias ortodoxas y algunas protestantes. Ya ven se sigue conmemorando ese día, a pesar de que de aquella iglesia consagrada por Santa Elena no sé si quedará una piedra, tras los numerosos incendios que sufrió a lo largo de los siglos y sus sucesivas reconstrucciones y modificaciones.

Mientras anda apurando Oviedo sus festejos, hurgan los políticos del Principado en el empeño de modificar el Estatuto de Autonomía de Asturias, entre otras cosas, para que conste expresamente, según dicen, que Oviedo es su capital. Es este un afán de legislar por no estar quietos, que es como estaban más curiosos. Es que en el artículo 5 del Estatuto se dice literalmente que “la sede de las instituciones del Principado de Asturias es la ciudad de Oviedo”. ¿Me pueden decir si eso no es lo mismo que decir que la capital de Principado es la ciudad de Oviedo? Son ganas de marear la perdiz.

La verdad es que quieren modificar muchas cosas del Estatuto, pero para rellenar lo que verdaderamente quieren modificar, que, a lo que se ve, es hacer oficial el bable, que hay muchos que quieren vivir de ello, e introducir la posibilidad de dictar decretos leyes, que es la forma de tener más poder el Gobierno regional.

Y si cae alguna competencia más, pues mejor para pedir más pasta.

Lo demás, pues no es más que relleno que han buscado como pretexto, como eso de que no tiene preámbulo, que es cierto que no lo tiene, pero que hasta ahora no se ha notado ni falta que hace.

Ante lo que se nos viene encima, nos convendría a todos los asturianos ir a Oviedo por San Mateo a ver si ganamos el jubileo de la Perdonanza y comprar algunes “paxarines” para que nos guarden de las tormentas que se avecinan.

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