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Juan García

Armonioso dueto asturiano

Sobre la idoneidad de cambiar el himno regional por uno que hable verdaderamente de nuestra historia

El pasado día 5 de setiembre –domingo– tenía la oportunidad tambien de leer en un artículo, a nuestro compañero columnista de este diario Francisco Sánchez, en el que Paco comentaba (por lo cual le felicito y también apoyo) sobre la idoneidad de cambiar el actual himno de Asturias por el Himno de la Santina de Covadonga.

Desde luego, ante una posibilidad de elección entre uno y otro himno, indudablemente me quedo con el segundo. Creo sinceramente que nos define mucho más como asturianos el Himno a la Santina de Covadonga que no el actual, que como todos los asturianos sabemos se limita en su letra, a decirnos que alguien da vueltas a un árbol, para coger una flor y dársela –en este caso– a su morena para que la ponga en un balcón. Así que, una buena versión sinfónica, con unos cuantos arreglos –entre los que habría que contar con unos cuantos acordes de gaita– y lo sublime está servido, tanto en música como en letra, ya que como bien todos conocemos, en el himno de Covadonga se habla de historia de Asturias y por supuesto de España.

Además, la Santina de Covadonga, seña sin igual de identidad de Asturias –en el mundo entero– creo que es figura de consenso –más que suficiente– entre creyentes; pero también entre no creyentes. Por otra parte, a la hora de proponer este cambio debemos de ser también conscientes, de las dificultades administrativas y sobre todo políticas que esto supondría; y es que lo que no se intenta, desde luego no se consigue.

Pero es que queridos amigos, los catalanes, los vascos, tienen estas mismas inquietudes o dificultades y otras de mayor enjundia –si cabe– y ya ven donde son capaces de llegar y según qué cosas conseguir. Así pues, que el desaliento nos sea inasequible y sigamos adelante, al menos abriendo en la sociedad civil el correspondiente debate sobre este asunto, teniendo en cuenta que los himnos tratan de reflejar por lo general en sus músicas y desde luego en sus letras, la unión de un pueblo, también su sentimiento patrio y solidario, el ensalzamiento de su historia, y además, sus propias creencias como pueblo o nación.

A mí, como me parece una idea esta de Paco Sánchez, de lo más coherente y coyuntural, desde este momento me convierto en activista total de la causa y ya veremos donde somos capaces de llegar.

Además, si la oficialidad o no del bable es objeto casi diario de debate en esta región, por qué no lo va a ser este asunto que define de primer impacto –junto a su bandera– la idiosincrasia de todo un pueblo. Y en este caso, también, himno y bandera se constituyen en un armonioso dueto, formando conjuntamente toda una enseña muy difícil de disociar.

¿Qué asturiano/a si no, da un paso al frente y es capaz de renegar tanto de esta bandera nuestra como de la Santina de Covadonga? Casi seguro que una inmensísima minoría. Por eso, ese armonioso dueto que formarían himno y bandera, tiene todo el sentido el buscarles esa pretendida e indisoluble unión que pueda llegar a representarnos a todos los asturianos. Al menos esa es la humilde opinión de quien escribe, pero también la de algunos asturianos a quienes en entornos muy inmediatos se les ha consultado sobre esta idea y opinan de la misma manera. Así que queridos amigos el debate, al menos, está servido.

En el seno de la Sociedad Económica de Amigos del País de Avilés y Comarca, ha cuajado la idea de llevar este asunto adelante –al debate me refiero– y se adquiere un compromiso de proporcionar plataformas y foros de debate, de los cuales se sacarían las pertinentes conclusiones, suficientes para en un momento determinado elevar allá donde fuera menester, para que pudieran ser tenidas en cuenta, si en todo caso, procediera.

Y como ya viene siendo habitual en mis despedidas, recuerden que seguimos pidiendo la reapertura del caso de las “cartas con bala” para saber definitivamente quienes son los culpables y que paguen por ello. No sé, pero este asunto me huele parecido al reciente caso “Malasaña” de Madrid, en el que por haber, no hubo ni caso. Y por supuesto en el primero, ni balas. Al tiempo.

Tiempos difíciles, tiempos convulsos, inquietantes. No se dejen engatusar; que no les engañen, y que la Santina de Covadonga nos bendiga, guarde y guíe, en todas las ocasiones.

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