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Milio Mariño

Una barbaridad de cerdos y vacas

A cuento de las macrogranjas y la “Rebelión en la granja” de Orwell

Han pasado ya tantos años que no sé yo si alguien recordará, o tendrá en su casa, aquel disco de Pink Floyd que se titulaba “Animals” y en cuya portada aparecía un cerdo volando sobre una central termoeléctrica. Los entendidos dicen que la portada y el disco, que fue todo un éxito, estuvieron inspirados en la novela “Rebelión en la granja” de George Orwell. Una novela en la que los animales, alentados y dirigidos por un cerdo, llevan a cabo una revolución, consiguen expulsar al granjero tirano y se organizan creando sus propias reglas y formando una democracia.

Ojalá se hiciera realidad aquella utopía de Orwell y los cerdos se rebelaran contra la tiranía de las macrogranjas que se están instalando en España. Lo digo porque me asombra este dato: en la provincia de Segovia hay más cerdos que personas. Hay 1,2 millones de cerdos frente a 150.000 habitantes. Cifra que se confirma a nivel nacional, pues según el Ministerio de Medio Ambiente la población porcina alcanza los 56,2 millones de cabezas, 9 millones más que la población española actual.

No sé qué opinarán ustedes, pero que en España haya 56,2 millones de cerdos me parece una barbaridad. La suerte para los granjeros es que los cerdos no conocen la novela de Orwell y aún no han empezado a rebelarse. Los vecinos sí. Los vecinos se rebelan y dicen que no puede ser que sus pueblos se conviertan en pocilgas gigantes y que a ellos les toque padecer los olores insalubres y apestosos que les llegan en oleadas.

Me huele que tienen razón. Cada una de esas macrogranjas ocupa un mínimo de 4.500 metros cuadrados de superficie a los que hay que sumar otros 2.000 más para los purines. Pueblos como Gormaz, en Soria, con un impresionante castillo y apenas 20 vecinos, protestan contra una macrogranja porcina de 4.200 cerdos.

Falta saber, porque no sé dice, a qué obedece este boom cerdícola que estamos viviendo en España. En Bernardos, un pueblo con 490 habitantes, hay dos granjas de 5.000 cerdos y planean construir una nueva con capacidad para el doble.

Todo lo que decimos sucede sin que ni el Gobierno ni la oposición hayan dado muestras de que les preocupe que muchas empresas estén aprovechando la España vaciada para levantar gigantescas granjas, de miles de animales, que suponen un enorme consumo de agua y un problema en cuanto a la evacuación de excrementos, los malos olores y las consecuencias medio ambientales.

En Noviercas, un pueblo de Soria de 155 habitantes, está previsto que se construya una granja para 23.520 vacas que necesitará entre 4 y 6 millones de litros de agua al día y producirá unas 368.000 toneladas de excrementos al año, el equivalente a una población de 4,4 millones de habitantes.

Salvo los vecinos de los pueblos afectados, nadie parece que vea en esto un problema. Nadie advierte que las macrogranjas, lejos de generar riqueza y resolver el porvenir de la España vaciada, no aportan nada, se llevan el dinero y dejan la mierda.

Quienes levantan la voz y protestan no lo hacen contra la ganadería, lo hacen contra este tipo de granjas que no son granjas, son plantas industriales que afectan al entorno, los recursos naturales y las personas. Se puede producir carne o leche de otra forma, más sostenible, de modo que no deberían autorizarse estas barbaridades.

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