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Álvaro Lozano Sol

Afganistán

El retroceso de los valores occidentales y el avance del barbarismo

“Si no vencemos a estos enemigos ahora, serán nuestros hijos los que se enfrentarán en un Oriente Medio dominado por estados terroristas y dictadores radicales”. (George W. Bush)

Afganistán

La Guerra de Vietnam puso de manifiesto que la comodidad y la opinión pública de los países occidentales puede hacer perder una guerra, aunque su país fuera venciendo. Jane Fonda subida a un antiaéreo del Vietcong o Jimmy Hendrix en Woostock ‘68 haciendo rifts con su guitarra para denunciar los bombardeos de la USAF, mientras interpretaba “The Star-Spangled Banner”, son dos ejemplos de lo que hoy se llaman “progres” y eligieron escupir a los soldados de su país para criticar el conflicto bélico.

Hace veinte años los talibanes fueron derrotados por las fuerzas occidentales y desde entonces los ejércitos de la Alianza Atlántica han estado desplegados para garantizar la estabilización del país y la creación de un gobierno democrático que impidiera la instauración de otro santuario terrorista. Era una gozada ver a las niñas marchando en grupos al colegio, ver los salones de belleza abiertos y mujeres saliendo solas de casa sin tener que ir ataviadas con el horroroso burka y con las uñas pintadas –si ese era su gusto– sin temor a que les amputaran los dedos.

Ha caído Kabul y gran cantidad de material con el que América armó a un indolente ejército afgano. Confiemos en nuestros servicios secretos para que no ocurran mas atentados como los perpetrados contra el semanario “Charlie Hebdo”, la sala Bataclan o el paseo de Las Ramblas.

Durante años hemos visto a personajes, partidos y colectivos movilizarse contra las guerras, muy especialmente contra las que libraba Estados Unidos. “¡No a la guerra!” Ahora están muy preocupados por Afganistán. Parece que somos canallas, hagamos lo que hagamos. Canallas por ir a la guerra contra unos fanáticos, y canallas por abandonarla, dejando que vuelva el terror.

Gabriel Rufián ha tuiteado la foto de las Azores con un escueto: “Que no se olvide”, cuando Blair, Aznar y Bush Jr. fueron los políticos que más apostaron por eliminar la amenaza de los talibanes. Ione Belarra ha calificado la situación afgana como “la enésima expresión de una política de la OTAN fallida y seguidista”. Y añadió: “No podemos desligarnos de nuestra responsabilidad de proteger la vida y los derechos del pueblo afgano, especialmente de las mujeres y las niñas”. Exactamente lo que hicieron los militares de Estados Unidos y la OTAN, señora Belarra.

“Tendremos que estar en contacto con las autoridades en Kabul. Los talibán han ganado la guerra, así que tendremos que hablar con ellos para iniciar un diálogo para evitar un potencial desastre migratorio y una crisis humanitaria”, declaró José Borrell en nombre de la Unión Europea, mientras nuestro Presidente del Gobierno se escondía en La Mareta.

Ni la galopante subida de la luz, ni la crisis en las repatriaciones de los menores marroquíes en Ceuta, ni siquiera la desesperada situación de una treintena de españoles y de nuestros colaboradores afganos en Kabul lograron que Pedro Sánchez interrumpiese sus vacaciones en Lanzarote. Por el contrario, Merkel, Macron y el resto de mandatarios occidentales, ante la caída de Kabul, dieron por concluidas de inmediato sus vacaciones.

A los ciudadanos occidentales solo les importa el beneficio inmediato y su calidad de vida. Occidente ha perdido las ganas de defender sus valores y no le importa tampoco perder su crédito internacional. Mientras tanto, China a lo suyo, infectando y celebrando su primer encuentro con los líderes talibanes.

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