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Milio Mariño

Juguetes y niños

Educar en un ambiente que desprestigia a los hombres y los retrata como tiranos y causantes del mal

Como ya estamos en tiempo de escribir a los Reyes Magos, no se me ocurrió nada mejor que entrar en internet para ver qué juguetes están de moda y comprarle uno a mi nieto. Creí que así acertaría de pleno, pero debe ser que internet no está hecho para los abuelos porque lo que apareció en mi ordenador fue que los juguetes que más se venden son los eróticos femeninos del tipo succionadores de clítoris, simuladores de sexo oral y vibradores que estimulan el punto G de tres formas distintas y a cuatro velocidades.

Algo sí que me sorprendí, pero tampoco crean que mucho. Hace tiempo que doy por hecho que las mujeres adelantan a los hombres en todo, y si ahora han decidido procurarse placer con juguetes sexuales, ojalá disfruten en el empeño y los amorticen con muchos orgasmos. Por nada del mundo se me ocurriría juzgarlas y menos en estos tiempos en los que cualquier hombre sale escaldado por emitir la más mínima opinión contraria a lo que sea que esté relacionado con el feminismo. Poco importa que el discurso feminista abunde en acusaciones contra los hombres que si se hicieran contra las mujeres serían consideradas delito.

Al final, no sé si por vergüenza o temor al fracaso, apagué el ordenador y salí de paseo. El caso que luego, paseando, la decepción por no encontrar un juguete para mi nieto me llevó a retomar una idea que llevaba tiempo rondándome por la cabeza. Llevo tiempo dándole vueltas a si mi nieto no acabará siendo víctima de que lo eduquen en un ambiente que desprestigia lo masculino y a los hombres se los retrata como tiranos y causantes de todos los males que sufren las mujeres. Tenía y tengo ese temor, aunque ya sé que por manifestarlo me arriesgo a que me acusen de reaccionario y de que recurro al manido argumento de que las feministas odian a los hombres.

Sé que no es eso. Estoy al tanto de que el motivo central del verdadero feminismo es la lucha por la igualdad y que lo del odio a los hombres viene de otro lado. Sin embargo, una buena parte del discurso feminista ha cruzado la línea de lo aceptable y su lucha por acabar con el sometimiento histórico de las mujeres se está llevando a cabo con un posicionamiento tan antihombre que a los hombres parece que solo nos queda aguantar el desprestigio y esperar que escampe.

Soy abuelo y seguramente estaré anticuado, pero me gustaría que a mi nieto lo educaran en la igualdad de derechos. Que lo alejaran del machismo, pero no conforme a esa idea de demonizar todo lo masculino, sino a la de conseguir que el hombre siga siendo hombre en igualdad con las mujeres.

Entiendo que lo que pretenden es que las niñas tengan una identidad muy poderosa, y eso es fantástico. Pero no lo es tanto si se abandona a los niños. Los niños no son culpables del patriarcado ni del machismo. Tienen derecho a que no se denigre lo masculino y a ser libres y felices, y no víctimas de un estereotipo.

Distraído con este lío, se me fue el santo al cielo y todavía no sé qué juguete le compraré a mi nieto. Lo más probable es que sea uno de los de siempre, nada nuevo, pero eso no significa que quiera llevarlo al pasado.

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