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Fernando Álvarez Balbuena

Elogio de la tertulia

Debates que constituyen una verdadera tormenta de ideas

Cuando se va a una tertulia de gente seria, formada y medianamente culta, quienes acuden con ganas de escuchar o de aportar opiniones y conocimientos, consiguen un nivel de satisfacción muy enriquecedor y agradable.

El debate ordenado, educado y la atención respetuosa al que expresa sus opiniones, son una excelente forma de aprender, tanto para aquellos que carecen de profundos conocimientos sobre la materia tratada, como para quienes están ya más o menos impuestos en ella.

La tertulia ha sido, desde siempre, un modo excelente de socializar y de hacer amigos, pues sea cual fuere el tema tratado, fomenta entre sus miembros la necesidad de comunicarse y de tenerse en cuenta, aun cuando, a veces, pueda también causar enemistades. Estas, sin embargo, son más debidas a los malos modos de algunos contertulios, que al espíritu de comunicación inherente a las personas y, por tanto a la propia tertulia.

Siempre ha habido tertulias de muy diversos niveles. Se me ocurre citar, como ejemplos de alto nivel, la literaria del Café Gijón, de Madrid o la artística de “Els quatre gats”, de Barcelona, cuyos miembros creaban premios muy considerables para las personas que sobresalían en las letras o en las artes. Además contribuían muy notablemente al perfeccionamiento de sus componentes, ya de por sí poseedores de un alto nivel intelectual.

También hay y hubo tertulias taurinas, de fútbol, de cuestiones político-sociales, con contenidos más vulgares e, incluso poco interesantes desde el punto de vista de la cultura, pero igualmente valiosas como medio de fomentar el trato y la amistad de las personas, así como el buen rato de relax y despreocupación consistente en apartarse por un tiempo del trabajo y de otras obligaciones.

En Avilés, hay, hubo y espero que seguirá habiendo numerosas tertulias de todo tipo. Sin embargo, la renuencia de los jóvenes a cubrir los puestos que las personas mayores van dejando, hace que este tipo de reuniones vayan escaseando cada vez más, lo cual es una pena, tanto para la cultura, como para la diversión social.

Como no puedo extenderme en inventariar y publicitar todas las tertulias que conozco, permítanme que, para terminar este artículo, me refiera a una sola que puede resultar interesante para aquellas personas que deseen fomentar el espíritu del que hemos hablado.

Me refiero a la tertulia que todos los martes promueve la Sociedad Económica de Amigos del País de Avilés y Comarca, que se reúne en los salones del Hotel “Palacio de Avilés” (Ferrera), en la cual se producen excelentes debates sobre temas históricos, literarios, sociales y de todo género, que constituyen una verdadera “Tormenta de ideas”, de las que luego salen los temas para conferencias, exposiciones, etc. etc. y que resultan muy agradables e interesantes.

Si alguno de los lectores está interesado en acudir, aunque no sea socio de la Económica, hágalo sin ningún inconveniente. No tiene más que acudir cualquier martes a las ocho de la tarde al “Ferrera” y será muy gustosa y amablemente recibido.

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