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Rafael Alonso

“La Fabricona”

Un apunte sobre el legado siderúrgico más allá de lo recogido en el documental estrenado el jueves

El pasado jueves 31 de marzo tuve el privilegio de asistir al estreno en el Niemeyer del documental “La Fabricona”, acompañado de mi hijo Luis y de mi amigo Valderrey. Para mí fue algo entrañable y cargado de emociones

Me encontré con muchos amigos y conocidos trabajadores como yo de esa “fabricona”, con quienes rememoré experiencias que nos trajeron alegría y otros recuerdos que nos marcaron la vida. Recordamos la explosión de la acería de 1971, en la que desgraciadamente fallecieron ocho compañeros y hubo un centenar de heridos, recordamos cómo los familiares corrían hacia la fábrica para saber cómo estaban sus seres queridos.

Y también recordamos la inundación de Laminación y de la acería, un hecho imborrable que podía haber sido el cierre de la Fabricona, donde una vez más trabajadores y jefatura dieron muestra de lo que era la solidaridad y el compromiso con la empresa. Todo el mundo se puso a disposición para echar una mano. Salían de sus puestos de trabajo en otras instalaciones para ir a ayudar, y gracias a ese esfuerzo colectivo pudo sacarse la empresa adelante.

No me cansaré de reivindicar que es de justicia reconocer todo lo que la Fabricona ha significado para esta región, y especialmente para la comarca de Avilés. Y no me cansaré tampoco de recordar cuánto hay que agradecer a quienes trabajaron en ella y lo que para todos nosotros supuso formar parte de su historia. No hay que olvidar jamás a todos esos hombres y mujeres que se dejaron la piel tratando de fortalecer un futuro para las próximas generaciones. Ojalá ahora esos terrenos liberados tengan tanto éxito como en su día tuvieron los de Baterías. La comarca lo merece. Asturias lo merece.

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