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Marisol Delgado

Mente sana

Marisol Delgado

Psicóloga

30 Días en Bici (y más) por la salud mental

Una reflexión sobre los beneficios psicológicos derivados del uso de la bicicleta

Aunque aparezcan artilugios con formas parecidas en jeroglíficos egipcios, en bajorrelieves babilónicos, en frescos romanos y en dibujos de Da Vinci, la historia de la bicicleta comenzó realmente en el siglo XXVII con el vélocipèdes o pies ligeros (patrocinado por los mismos reyes de Francia antes de perder sus cabezas). Y ya, en el siglo XIX, sería la draisiana la considerada primera bicicleta, por mucho que no tuviera ni pedales y por mucho que fuera considerada un invento controvertido, llegando alguno de sus usuarios a ser apedreado e, incluso, detenido por escándalo público. Menos mal que ya no se producen esas reacciones, porque, desde que esta compañera de andanzas forma parte de mi día a día, –fue un regalo por el día de la madre hace ya unos cuantos años– lo más curioso que me ha ocurrido ha sido cosechar numerosas miradas de extrañeza, que alguien tararee la musiquita de “Verano Azul” a mi paso o que me hagan mansplaining por no ir con el calzado adecuado.

Afortunadamente, tampoco me he encontrado nunca en las circunstancias de los entrañables personajes de “El ladrón de bicicletas” o perseguida y acosada como una de las protagonistas de “El día que me convertí en mujer”.

La verdad es que me gustaría, aunque solo fuera durante unos instantes, tener la fluida prosa de la escritora Irene Vallejo para ser capaz de contagiarles de la plenitud física y mental experimentada al desplazarme con mi modesta, pero infatigable, bici al trabajo, a las quedadas, o a los recados. Es toda una inversión en salud. De hecho, es mi única medicina.

La ciencia lo confirma. Un estudio publicado el pasado diciembre en “Environmental Health Perspectives”, dirigido por la Universidad Estatal de Colorado y el Instituto de Salud Global de Barcelona, muestra que podrían evitarse hasta 205.424 muertes prematuras al año si los 17 países participantes en el estudio fomentaran más el uso de la bicicleta. La calidad del aire que respiramos, la sostenibilidad del medio ambiente, la salud individual y colectiva saldrían, sin duda, ganando.

Este mes de abril es, precisamente, el mes del ciclismo en más de un centenar de lugares en el mundo. Por eso, a lo largo de estas semanas, se llevan a cabo diversas actividades impulsadas por la iniciativa “30 Días en Bici” (movimiento ciudadano que se inició, por cierto, aquí en Asturias). En esta edición han puesto el foco de atención en la relación entre la salud mental y el uso de la bicicleta.

No han podido escoger mejor lema, la bici es a la salud mental lo que el agua para nuestros riñones. Nos cambia, para bien, el humor y el ánimo; mejora las capacidades cognitivas de atención, concentración y memoria a corto plazo; aumenta la autoconfianza y la autoestima; disminuye cualquier síntoma de estrés y de ansiedad que nos pueda perjudicar; influye positivamente en el sueño; previene problemas de tipo depresivo; incrementa la creatividad (precisamente, muchas de las ideas para estos escritos vienen con el pedaleo); inyecta vigorosos chutes de energía; y proporciona una increíble y maravillosa sensación de libertad.

Después de todo lo vivido con la pandemia y en medio de un contexto de incierta e impactante crisis internacional, quizá sea más necesario que nunca contribuir en todo lo que podamos al cuidado de nuestra salud y de la de nuestro entorno.

“…y que los alcaldes y las alcaldesas pongan carril bici…” como cantan los de Petit Pop.

“Vámonos en biciiiiiiiii…”

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