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Una referencia para toda una generación

Sobre el concierto de Serrat del pasado día 7 en Sevilla y la huella que deja en el alma

Ambiente en el concierto.

"La cebolla es escarcha cerrada y pobre". Con esas "Nanas de la Cebolla" subió la emoción apenas comenzado el concierto de Joan Manuel Serrat en la Plaza de La Maestranza de Sevilla, el lugar preferido por Curro Romero para dejar lo mejor de su arte, donde el público completó el graderío el pasado día 7, llenándose de emoción con cada tema y con los personajes que a lo largo de su carrera fue construyendo Serrat, quien nos recordó que una canción no es poema con música ni música con letra, una canción es emoción.

Serrat es una referencia para toda una generación. Desde finales de los años sesenta fue ocupando nuestras emociones con la belleza de sus letras y la armonía musical de cada uno de sus temas. Su interpretación de los poemas de Miguel Hernández y de Antonio Machado era entonces un faro que trazaba el camino que no debíamos repetir. No faltaron a la cita, con unos arreglos muy cuidados, las ya mencionadas "Nanas de la cebolla", el "Dale que dale", con el que abrió el concierto, y "Para la libertad". En la Sevilla natal de Machado no podían faltar "La Saeta" ni "Cantares" para crear una atmósfera de intensa complicidad en la que todos sabíamos que era la última vez que le escucharíamos en directo.

En las casi dos horas y media que compartió con nosotros, aparecieron muchos de sus personajes, como la "Señora", "Lucía", "Penélope" y un extraordinario "Curro el palmo" que se acompañó de una sutil coreografía que agrandó más aún el personaje y humedeció los ojos de una buena parte del público. "Es caprichoso el azar" llegó bajo el limpio cielo de la noche iluminado por una luna casi en su plenitud que quiso añadir su luz a un concierto que no olvidaremos.

No se olvidó de los ausentes, de todos los que le han ido acompañando a lo largo de su extenso camino. No pude evitar recordar a algunos, como Anselmo, pareja musical de Toni Ferrer en el dúo "Cuerpo y Alma" (Llaranes), que no pocas veces nos deleitaron interpretando los mejores temas de Serrat.

Como cada concierto tuvo sus propinas y después nos regaló un tema más a petición del público. Y allí surgió la cruda fotografía de ese "Pueblo Blanco" donde solo el olvido camina lento bordeando la cañada, donde no crece una flor ni trashuma un pastor.

Serrat tendrá un lugar destacado en la historia cultural de nuestro país, dejándonos una despedida inmensa y emotiva. Su huella quedará en el alma de toda una generación.

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