Cuando se cumplen 30 años de la Marcha de Hierro, lo primero que hago es recordar el privilegio que fue participar en ella y, lo segundo, es pensar en todos aquellos que nos acompañaron y que ya no están. Y lo hago con mucho cariño, admiración y mucho respeto. También revivo con claridad el apoyo que recibimos en todos los pueblos por donde pasamos y, sobre todo, la entrada en Madrid que fue apoteósica. Allí nos esperaban nuestros familiares junto a los ciudadanos de Madrid y la gente que había ido desde Asturias para apoyarnos. Había medio millón de personas, fue algo histórico que ha quedado para cubrir una importante página de nuestra historia. Treinta años después, quiero seguir dando las gracias a todas esas personas, por acompañarnos y apoyarnos.
Paradojas de la vida, los ciclos se repiten y, ahora, Arcelor tiene dificultades y se está jugando el futuro en unos momentos muy complicados. Me consta que el Gobierno de Asturias y el de España están codo con codo apoyando a Arcelor. Aún así, habrá sacrificios, se perderán empleos… Espero por el bien de Asturias que la situación se resuelva. Que no se equivoque nadie: nos jugamos en ello el futuro y muchos puestos de trabajo, porque el sector industrial sigue siendo fundamental para Asturias.
