Crítica / Música

El Niemeyer, rendido a Víctor

Mar Norlander

Mar Norlander

A pesar de las dificultades que tiene Víctor Manuel para mantener la voz medio templada y lograr afinar unas melodías que él mismo ha creado y que ha cantado reiteradas veces (nunca fue su fuerte), sus conciertos despiertan tal interés que agota las entradas allá por donde va. Y más si el motivo de la gira es algo tan emblemático como la celebración de su 75 aniversario, haciendo un repaso por muchas de las canciones que ha grabado a fuego en la memoria de varias generaciones y constituyen la vida de un cantautor que ha marcado una época.

El equipo técnico hizo bien su trabajo y el sonido estuvo espectacular arropado por seis músicos de primera, destacando la labor del multiinstrumentista Santi Ibarretxe. Ofrecieron un concierto de más de dos horas en las que brillaron algunos arreglos con aires nuevos, como en "Nada sabe tan dulce como su boca", "El abuelo Vítor" o "En la planta 14". Víctor Manuel estuvo cercano con su público fiel, adornando cada canción con historias creativas y cercanas que lograban tocar la fibra de los presentes: sirva como ejemplo el motivo que le llevó a escribir "Solo pienso en ti", la canción que más alegrías le ha dado.

Más de dos horas y casi una treintena de canciones seleccionadas inteligentemente para hurgar en el recuerdo y en la emoción, pusieron al auditorio del Niemeyer a los pies del asturiano una vez más con una tremenda ovación. Porque no hay nada como jugar en casa y Víctor Manuel ostenta el honor de ser el artista más importante de nuestra comunidad. Merecido honor por todo lo que nos ha aportado, por lo tanto, larga vida a Víctor Manuel y a por otros 75.

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