Crítica / Teatro

La madre, la imaginación y el tiempo propio

Natalia Suárez Ríos protagoniza un gran Día Mundial del Teatro en la Factoría Cultural

Saúl Fernández

Saúl Fernández

La madre que recibe la llamada del colegio de su hija sueña con que un día se saldrá de su propia vida y en vez de ser una madre solamente se convertirá en una mala madre y, así, por un rato, será más ella. Sobre este planteamiento se desarrolla "Setiembre", el espectáculo que anteanoche –Día Mundial del Teatro, aunque sin lectura de su manifiesto correspondiente– se puso en el escenario del teatro de la Factoría Cultural de Avilés: lleno recogido y puesto en pie para aplaudir un tremendo trabajo interpretativo de Natalia Suárez Ríos, la madre de la llamada de teléfono, todas las madres.

"Setiembre" es de la canadiense, de Montreal, Evelyne de la Chalenière, que también es actriz. Sale en "La terminal", de Steven Spielberg, por ejemplo. La versión que se vio de este lunes es de Xosé Candel. En asturiano. Y no le sobra una coma. Chalenière no es una dramaturga que se prodigue mucho por España. Es la guionista de "Profesor Lazhar" (está basada en una de sus obras; en 2011 la programaron en Barcelona). Candel lleva la historia sencilla de la madre y la llamada a un paisaje urbano asturiano indiferente porque lo importante es esa madre antes de detenerse a contemplar su estado, antes de echar su imaginación a los cuatro vientos buscando ese tiempo suyo que ha perdido y que ambiciona; un momento de rebelión contra la vida propia cuyo detalle no se explicita, pero da igual, el espectador sabe que la amarra a una vida que ha elegido, pero que podía ser mejor de lo que es.

Todo esto sale de una interpretación deliciosa de una deliciosa Natalia Suárez Ríos que se mueve por el escenario bajo la batuta de José Rico. Teatro del bueno, de pequeño formato, en sala pequeña. "Setiembre" reclama mayor recorrido del que ha tenido hasta ahora. No se la pierdan: todavía hay muchos aplausos que entregar a un espectáculo que, de tan normal, esclarece espectadores. De verdad.

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