Balcón al muelle
Gobernar la polis
El discurso aristotélico sobre el fin de la vida política y las palabras de despedida en el último Pleno del mandato en Avilés
El historiador estadounidense Moses Finley defendía que eran los griegos y los romanos quienes inventaron la Política. Así, con mayúsculas. Aquí se debe aclarar que la Política no fue un invento como lo fue la electricidad, o el automóvil o el teléfono, es una ciencia desarrollada por culturas antiguas, efectivamente. Y para lograrlo, los griegos se recrearon en la Filosofía y los romanos en el Derecho.
Por su parte, el investigador italiano Giovanni Sartori precisa que la Política es el "hacer" del hombre que, "más que ningún otro, afecta e involucra a todos". Y Henri Bars habla de una ciencia política sin la cual no tendrían objeto ni las reflexiones que preceden ni las que vendrán después. La Ciencia Política no se concentra ni debe concentrar sus esfuerzos cognitivos exclusivamente en el fenómeno del poder, pero no debe prescindir de él, añade. La política requiere también de la educación y la cultura para su desarrollo. De ahí que esté de acuerdo con la afirmación del jurista y politólogo francés Maurice Duverger, quien refería que "la incultura de una población analfabeta prohíbe comprender los problemas políticos, y la hace vulnerable a todas las influencias y a todas las demagogias".
Política viene de "polis", ciudad. Y política es la ciencia práctica que estudia la esencia de la ciudad. A la que todos apelan en estos días de campaña para atender las necesidades del ciudadanos, pero que también se ocupa de los comportamientos de quienes la ejercen. Viene este mensaje a raíz de las intervenciones en el Pleno de despedida del mandato en la Corporación avilesina. Deben ser entendidos también los silencios como mensaje. Y los abrazos. Las felicitaciones. Y las arengas. Las lágrimas también guardan un mensaje.
Decía el filósofo que la meta de la política es el bien común. Y que el fin de la vida política es "vivir bien y obrar bien, es lo mismo que ser feliz". Actuemos –o actúen– en consecuencia y tengamos a bien buscar ese modo perfecto de gobernar la ciudad.
La fórmula óptima de gobierno es aquella en que gobiernan los mejores y que contribuye más eficazmente al bien de la comunidad. La importancia de esa idea se puso en evidencia esta semana, en la celebración de los debates electorales organizados por este diario. La disposición en todos los casos ha sido excelente y el desarrollo de las propuestas, también. El campeón del mundo de debate, Javier de la Puerta, sin embargo, considera que todo es mejorable. En el libro "Debatir bien: una asignatura pendiente" explica la importancia de una formación temprana y de calidad para aprender a debatir, a argumentar y a convencer. Este tipo de conocimiento se imparte desde hace años en colegios y universidades anglosajonas, y poco a poco se va instaurando en España. A futuro permitirá avanzar a los futuros gobernantes en el arte del buen gobierno de la polis. Gobernar bien consiste en lograr cosas, no solamente en hablar, hablar y hablar. Los buenos gobiernos se caracterizan por sus logros, no por el gasto de saliva que hacen.
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