Centenario de la topografía médica de Illas
Una inestimable aportación a la sanidad por parte del galeno gallego José Villalaín
El año 2023 que inicia su ocaso conmemora el cien aniversario de la primera monografía que vio la luz sobre el concejo de Illas, allá por el lontano 1923. Se debe tal aporte a la literatura científica de estudios locales al Dr. Don José de Villalaín Fernández (1878-1939). Aunque naviego de nacimiento, desde muy niño aparece vinculado al concejo de Castrillón del que será médico rural, alcanzando gran reputación en el desempeño de su tarea entre las gentes sencillas. Sus contactos en la zona rural eran profesionales, pero también personales, empáticos, y fruto de ellos profundizó en el conocimiento de los lugares que visitaba, como Illas. Villalaín fue todo un polifacético que cultivó distintos géneros literarios, entre ellos el del ensayo científico, ejemplificado en la Topografía Médica del concejo de Illas, que junto con otras tantas de otros concejos mereció el reconocimiento de la Real Academia de Medicina de Madrid.

Centenario de la topografía médica de Illas / Juan Ramón Fuentes Jiménez
El término "topografía" remite etimológicamente a "tratado o escrito sobre un lugar". Pero la formación médica de "Romadorio" (uno de los pseudónimos de Villalaín) queda patente en la topografía médica. El ensayo de Villalaín es una inspección y descripción de Illas, mencionando especialmente los aspectos físicos que potencialmente puedan influir en la salud y la enfermedad, de ahí lo de médica.
La topografía médica no es una epidemiología, enfocada más en brotes de enfermedades, es más bien una obra que subraya las determinaciones geográficas del lugar. Es una inestimable aportación a la sanidad por parte de la medicina rural.
La centenaria obra del galeno naviego afincado en Castrillón es todo un tratado de antropogeografía del concejo de Illas desplegado en ciento ocho páginas distribuidas en doce capítulos. Partiendo del estudio geofísico del espacio illense, Villalaín va desgranando los datos climáticos, el mundo animal y vegetal; las edificaciones que transforman el espacio; el perfil del habitante de Illas y las actividades económicas que practica; la alimentación común del concejo; la demografía de Illas y las enfermedades más comunes en el concejo, así como la higiene local.
En 1923 esta obra era una monografía actualizada en la que el lector de hogaño, buceando hoy en sus páginas, puede encontrar aspectos de antaño como que Illas contaba con una población de 2088 habitantes, más del doble actual; o que aquel año no hubo verano y llovió abundantemente.
El lector puede conocer que en la fauna de Illas la culebra y la avispa eran menos dañinas que en la zona central y meridional de la Península, que las especies acuáticas más presentes entonces eran la anguila y la trucha. Adentrarse en la edificación de entonces implica conocer que las casas contaban con la estancia más amplia, lugar de encuentro familiar, en la cocina con horno anexo para la boroña y el pan, y que las casas más pobres no tenían chimenea y estaban cerca de la cuadra pero lejos de la pocilga, lo que significaba abundancia de moscas en las cocinas; pero otras casas eran mejores con piso de tabla, paredes encaladas y más separadas de la cuadra, aunque sin retrete; y finalmente las casas con corredor, retrete, pintadas, encaladas y más confortables, no faltando en casi todas el hórreo anexo. Villalaín, buen observador en sus visitas médicas verificó entonces un amor a la limpieza porque comprobó el esfuerzo por tener limpio el piso, los trajes y la ropa interior. Igualmente, interesantes son las costumbres que apunta el autor sobre el habitante illense al recoger que "se reúnen familias y gente joven para deshojar maíz, la esfoyeta, y en esas reuniones se trabaja, charla y se rinde homenaje a Cupido, y se presta un servicio al dueño de esa casa". Villalaín también subraya la tradición del amagüesto. El análisis sobre la actividad económica queda atestiguado cuando el autor relata sobre agricultura e industria y sentencia que "la agricultura es inseparable compañera de la ganadería en Illas". Entrado en la economía, don José asimismo observa que los campesinos son más ricos que en 1914 por la calidad de alimentos, vestimenta, y aumento de la ingesta de alcohol y tabaco así como un menor aprecio al dinero como refleja el dicho popular "antes no se podía ir a la villa con menos de dos pesetas y ahora no se puede ir con menos de un duro y se va con la misma frecuencia que antes", añadiendo que esto se ve en que nadie repara en gasto médicos ni medicinas, siendo las enfermedades más comunes las respiratorias debido a la humedad y los patógenos que se siguen de la misma en un lugar húmedo como Illas. En suma, Villalaín, recordando al filósofo John Locke, hizo que sus observaciones directas del terreno físico de Illas y de sus habitantes hicieran que su obra sea una disciplina provechosa para el espíritu de observación y análisis científico.
En definitiva, la Topografía médica del concejo de Illas es un trabajo científico original y originante de posteriores investigaciones sobre este concejo en formato monográfico, como el Tratado sobre el concejo de Illas publicado noventa años después, que recientemente ha merecido la consideración de nuestro flamante miembro del Ridea Román Antonio Álvarez al tener presente esta investigación en su discurso de ingreso al Real Instituto de Estudios Asturianos.
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