Opinión | Crítica / Teatro

Teatro como para quedarse a vivir en él para siempre

Carlos Hipólito compone en "Burro" una deliciosa y eterna creación

«Burro»

Comedia escrita por Álvaro Tato, dirigida por Yayo Cáceres y protagonizada por Carlos Hipólito, Fran García, Iballa Rodríguez y Manuel Lavandera.

Centro Niemeyer, 20 de diciembre de 2024 

Carlos Hipólito es eterno, delicioso, enorme. Tan eterno como el asno al que da vida esta temporada en "Burro" y tan delicioso como para conseguir que los espectadores sueñen con quedarse a vivir entre las palabras que salen de su garganta en esos minutos que está sobre la escena. Un tesoro recién descubierto. O el Gordo de la Lotería. Las palabras que Hipólito siembra son semillas escritas por Álvaro Tato con la preciosura tan perfecta que somete al embrujo al personal que se acercó antes de anoche al auditorio del Centro Niemeyer: el final de la temporada de otoño. Hoy hace más frío sin la envoltura que extiende Hipólito en este espectáculo para la memoria. Ténganlo claro: Hipólito será el que hizo "Burro", el que contó cómo era la humanidad desde la Arcadia salvaje y hasta los dibujos de Pixar.

Los ochenta minutos en que Hipólito fue "Rebuzno" y fue el asno de oro y fue "Platero", ya digo, fueron pocos minutos para los espectadores conmocionados por el poder hipnotizador de un libreto (de Álvaro Tato) tan perfecto como para requerir sólo la presencia de un gigante como Hipólito sobre la escena. Casi solo. Porque está con Iballa Rodríguez y Fran García que le acompañan para que alguno de los cuentos cobre la forma que el espectador no se quiere perder. Los dos, además, son músicos –como Manuel Lavandera, armado a la guitarra–. Los cuatro, movidos por la tercera pata de la preciosura que es "Burro": Yayo Cáceres. La de ayer fue una producción de "Ay, teatro", que es como la versión bis de "Ron Lala": lo mejor de lo mejor. Queremos tanto a Hipólito –y a Tato, y a Cáceres– que lo querremos siempre.

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