Opinión | in memoriam
Alberto tirador
Un ejemplo de bondad
Homenaje al "hijo adoptivo" de Illas
Triste día para Illas. Ha fallecido nuestro querido hijo adoptivo Ceferino Fernández Suárez. Ceferino era ante todo una buena persona, y no existe galardón ni título que supere a éste; una persona que en verdad predicaba con el ejemplo defendiendo los valores universales de las personas. Su vida fue un ejemplo de entrega hacia los demás. Esta fue su opción, entregándose en una fuerte labor social, siempre al lado de los más necesitados, y no son solo palabras, son hechos, y para saber lo que sentían y padecían los más humildes nada mejor que compartir su vida. Él nos decía que solo se puede saber lo que sienten los más desfavorecidos viviendo como ellos, sintiendo lo que sienten.
Conocí a Ceferino hace ya algunos años, a finales de los años 70, en la placidez de las tierras somedanas. Ceferino podía haber optado por una vida complaciente en su Asturias entregado a alguna de sus pasiones, la música o escribir, pero eso no era suficiente para un corazón comprometido. Eran tiempos de cambio que le impulsaron a seguir los caminos en busca de aventuras, y como buen Quijote, infatigable defensor de los más débiles, siempre aliado con los necesitados, con los desheredados por una sociedad injusta, defendiendo a los ciudadanos más vulnerables, luchando por los derechos de los menos favorecidos, porque para él siempre fue una verdad incuestionable aquello de que todos somos iguales.
Era consciente de que le necesitaban más en otros lugares y bien podría haber sido América latina, como Ignacio Ellacuria, Casaldaliga o Jon Sobrino, pero optó Ceferino por un humilde barrio de Madrid y, en la misma línea del padre Llanos o Paco García Salve, se entregó en una fuerte labor social siempre al lado de los más necesitados. Eso lo hizo Ceferino, treinta y cinco años en Madrid, tiempo que ha dedicado a atender a todo tipo de gente, pero volcado muy especialmente en los más necesitados que ciertamente eran muchos, muchísimos, en barrios de chabolas, de modestas viviendas.
Precisamente en uno de esos humildes asentamientos, Ceferino se volcó en utilizar cualquier medio para ayudar a los más jóvenes, y emprendió con audacia la aventura de la adopción que, así de pronto, le convertía en cabeza de familia de cuatro chicos a los que se propuso sacar de la marginación y educar para una vida digna. A ellos se añadirían otros muchos acogidos temporalmente.
Toda una vida dedicada a intentar hacer felices a los demás desinteresadamente, porque su felicidad era la de los otros. "Sólo busco disfrutar haciendo disfrutar a los demás", decía.
Es Ceferino un ejemplo infatigable de dignidad, bueno y generoso, ese tipo de personas amables con todo el mundo de las que nadie recuerda una mala palabra ni un mal gesto, contagiando su alegría aun en los momentos más duros.
Ejemplo de sencillez y humildad. "Donde se levantan tantas banderas, me siento pequeño. Me interesa estar cerca de los pobres".
En Illas, Ceferino continuó con su labor social, integrándose y formado parte de la comunidad, ganándose en muy poco tiempo el cariño y afecto de todos los illenses.
Por todo ello se le distinguió con el nombramiento de "hijo adoptivo", y esto no es caprichoso ni gratuito, se gana con obras. Ceferino fue un ejemplo infatigable de dignidad, sencillez y humildad.
Decía nuestro querido Ceferino que en Illas se respira paz y tranquilidad. "Es para mí una delicia el vivir en Illas en estos tiempos. No tendría tiempo para enumerar las ventajas encontradas aquí en estos años. He disfrutado de la tranquilidad y del silencio que durante tantos años había buscado. Y, en cuanto a mí, cómo no agradecer también esta paz, no menor que la que podía soñar".
"No la conocía. Y ahora no comprendo cómo no ha sido nombrado todavía el pueblo más bello de Asturias. No sólo por la belleza física, sino que es una hermosura de comunidad humana y social. Doy gracias a Dios porque me da a entender que yo soy el prójimo. La gente es muy amable. Pensé que ya no existía este mundo. Aún tengo que aprender cosas".
Ceferino, con tu fuerte compromiso social, el cariño y el reconocimiento está garantizado, aunque está claro que ese no era un objetivo, ya que no esperabas nada, ni siquiera la gratitud, lo tuyo era una entrega sin condiciones. Tu excelente ejemplo personal, de tan buena gente, amigo y compañero, la llevamos cada uno de los que te conocimos en nuestros corazones, y el mejor homenaje que podemos tributar a las personas buenas como tú, es imitarte .
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