Opinión

ceila fernández

Oferta formativa y Universidad privada

En defensa de la instalación de la Nebrija en la ciudad

Avilés ha perdido en los últimos 20 años tanta población como la que cuentan en la actualidad los concejos asturianos de Laviana y Nava, juntos. La sangría silenciosa de la despoblación que sufre nuestra ciudad no es ajena a la que padece el resto de Asturias, pero eso no debería ser consuelo, y sí, una gran preocupación por el futuro que se nos viene. ¿Qué ha hecho el PSOE, al frente de las políticas asturianas durante las últimas dos décadas, para frenar este invierno demográfico?

Atraer y fijar población es un mantra que se ha repetido desde el gobierno municipal más, como eslogan publicitario que como realidad efectiva, ya que, de los todos los proyectos anunciados, ninguno ha sabido atajar la huida de avilesinos. Avilés tiene talento, tiene entusiasmo y tiene potencial, mucho potencial, pero le falta lo más importante, un gobierno decidido a trabajar por la ciudad y no dejarse llevar por los intereses de su partido en el Principado o en España.

El anuncio de la llegada de la Universidad privada, de la mano de la Antonio de Nebrija ha sido un soplo de aire fresco precisamente porque se abre la posibilidad de atraer población, población joven. Y es que cabe recordar que otro gran mal de la ciudad es su evidente envejecimiento poblacional; en mayo de 2024 la edad media de los avilesinos era de 51 años. La Universidad de Oviedo no le ha dado a Avilés el lugar que se merece como tercera ciudad asturiana y el desembarco de la Universidad privada era una buena noticia que fue aplaudida por casi toda la Corporación, pero con frialdad por parte del Gobierno del Principado.

Y digo "era" porque el mazazo ha llegado de la nueva batalla que se ha propuesto librar el Gobierno de España: la lucha contra las universidades privadas, por tratarse, según socialistas y sumaritas, de un ataque a la llamada "clase trabajadora". Resulta chocante, sin duda, porque esa misma "clase trabajadora", que somos la mayoría de los españoles, está realmente ahogada pagando impuestos que sirven más para financiar sus políticas partidistas que para poner en marcha verdaderas políticas que ayuden a los españoles.

Desde Oviedo y Gijón ya han salido a protestar por las trabas que desde el Gobierno de España se quiere poner a las universidades privadas, pero en Avilés han enmudecido. La callada por respuesta ante un evidente abuso que, dicho sea de paso, se sustenta en un enorme bulo: el de que en las privadas se regalan los títulos. La que escribe ha estudiado en la Universidad privada, y también ha sido parte del equipo docente de la misma. Me atrevo a dar fe de que la calidad de la enseñanza es impoluta. Además, de no ser así, el actual Gobierno se habría manifestado completamente inútil, al no ser capaz de atajar semejante atropello en los casi siete años que lleva al frente de España. La realidad es otra bien distinta, ya que las universidades privadas deben ceñirse a los estándares que marca la Ley Orgánica 2/2023, de 22 de marzo, del Sistema Universitario, Ley que, ya se habrán dado cuenta, salió del seno del Gobierno socialista, y que en su título X ("Régimen específico de las universidades privadas") regula explícitamente estos centros.

Que el gobierno avilesino calle ante la posibilidad de que se frustre un proyecto necesario para la ciudad es un síntoma más, otro, de la servidumbre de un equipo agotado que, a pesar de lo que digan, no tiene "proyecto de ciudad" sino directrices partidistas, bien sean del Principado, bien de Moncloa, en las que nada importa el beneficio para Avilés y los avilesinos, sino ponerse al servicio de la última ocurrencia del partido.

Avilés necesita más oferta formativa y, sobre todo, necesita un Gobierno fuerte, no dividido, que apueste de verdad por la ciudad, su talento y sus capacidades, que son muchas, y eso es algo que el PSOE ya ha demostrado que no puede hacer.

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