Setenta y cinco años de una mirada

Una de las características que definen a las personas es su mirada. Seguro que estamos de acuerdo: hay miradas que matan, miradas que enamoran o miradas esquivas. Los ojos delatan a la persona y basta con mirar profundamente para saber –tantas veces– si lo que te cuentan es verdad o mentira.

Así lo escribía el poeta… "por una mirada, un mundo".

Una de esas miradas que, sin duda, han forjado nuestra vivencia de la Semana Santa es la de Jesús –¡nuestro "Jesusín"!– de Galiana. En el pregón de este año María Teresa Álvarez reflejaba bellamente todos los sentimientos que una imagen sencilla despierta en el corazón. Sabemos que en el siglo XVII ya procesionaba una bella escultura de un Nazareno derrumbado por la Cruz. Se custodiaba en la capilla "de las Coruxas" (enfrente de la actual Comisaría de Policía Nacional) hasta que fue trasladada –junto con la imagen de San Juan Evangelista– a la Capilla del Carbayedo. Desde allí salía cada miércoles santo una procesión de nazarenos vestidos con túnicas moradas que se acercaban hasta la Iglesia de San Nicolás para escuchar un sermón, en el momento en que cesaron las representaciones de Semana Santa en el Convento de San Francisco y se sustituyeron por sermones en la vía pública, tal como se aconsejaba tras el famoso Concilio de Trento: hasta Avilés llegaron sus ecos.

Y así los siglos XVII, XVIII, XIX y parte del XX contemplaron tranquilos una misma mirada que recorrió nuestras calles tranquilizando corazones, retornando esperanzas y escuchando plegarias.

En 1936 esta imagen histórica fue destruida en el fuego junto a san Juan, la Dolorosa y san Roque, pero eso fue otro "encuentro". Pronto la fe de los avilesinos se puso manos a la obra para recuperar esa mirada.

Hay un primer intento en 1939. El definitivo será en 1949 de la mano del imaginero Luis Marcos Pérez para poder procesionar por vez primera en 1950 con la imagen que este miércoles santo ha cumplido 75 años en el tradicional Santo Encuentro.

Un pueblo, Avilés. Una mirada, la de Jesusín de Galiana. Una tradición, nuestra Semana Santa. Ya son muchos siglos, muchas historias, muchísimas personas. Pero una sola presencia que alienta, fortalece, anima, consuela… ¡que nunca nos falte la mirada de nuestro "Jesusín"!

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