Opinión

De caos y peligros circulatorios

Sobre la gestión del tráfico en el tramo en obras entre Las Chavolas y El Puerto

A veces las cosas (y no precisamente las buenas) suceden donde menos se espera. En lugares conocidos o próximos, por los que hemos transitado cientos de veces y en los que por sentirlos familiares, bajamos la guardia. Sin embargo, en algunas ocasiones, conviene elevar al máximo la atención, y ello sucede, por ejemplo, en Castrillón, nuestro municipio, en el tramo en obras entre Las Chavolas (por favor que nadie me sustituya la "v" por "b", pues así es como conocí gráficamente el nombre del pueblo, desde que tengo uso de razón) y El Puerto.

Un fin de semana, haciendo dicho recorrido en sentido inverso, es decir, de El Puerto a Las Chavolas, y encontrándose regulado por semáforos, en ese momento; ocurrió que los ciclistas que iban delante de mí (yo circulaba en coche), iniciaron la subida, evidentemente, cuando la luz se puso en verde; pero no consiguieron concluir el trayecto mientras el semáforo, que ordenaba a los vehículos en sentido opuesto se mantenía en rojo, por lo que inesperadamente confluimos ciclistas y vehículos en ambas direcciones y en curva, sin visibilidad, en itinerarios encontrados. Se puede decir que hubo suerte, a pesar del destino aciago, no pasó nada y ya sabemos que, generalmente, deben suceder desgracias para que después se tomen acciones.

Por lo que he podido enterarme, la situación no mejora cuando el tráfico es ordenado por auxiliares de carretera, pues, ante la perplejidad de las personas que conducen y que se los encuentran repentinamente en lugares de poca visibilidad, los señalistas deben estar a poca distancia para poder verse y alternar así las señales. Lo cual me parece de chiste, si no fuera por la inseguridad y riesgo de accidentes que ello acarrea.

Me pregunto cómo en esta era del ChatGPT o cualquier IA imaginable, aún siguen dándose situaciones tan surrealistas como estas, en las que parece que el tiempo hubiera dado marcha atrás al invento de semáforos medianamente inteligentes, walkie-talkie o móviles, ambos artilugios con los que podrían comunicarse los porteadores de señales sin necesidad de establecer contacto visual para la variación ya aludida.

Sin duda, el caos se instala una vez más y esperemos que no, la tragedia, en realidades paralelas: hay quienes ya vaticinan humanoides en nuestras calles y ciudades y, sin embargo, la regresión al pasado se materializa en lo que sucede en este itinerario. Y esperad a ver qué sucede cuando el tráfico se incremente cara al verano: dantesco elevado a la enésima, sin duda.

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