Opinión

"Yo sé quién soy"

El Padre pregunta, allá por el final de "Seis personajes en busca de autor": "¿Puede usted decirme quién es usted?" El Director, que es la eventualidad cuestionada, no se sabe la respuesta y como no lo sabe, sólo acierta a responder: "¿Que quién soy? ¡Soy yo!" Esta declaración de principios de una las de las criaturas pirandellianas por excelencia se parece a la de Don Quijote después de los primeros golpes: "Yo sé quién soy —respondió don Quijote–, y sé que puedo ser, no solo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron se aventajarán las mías". Arsa.

El espectáculo que llegó antes de anoche al Centro Niemeyer tiene un siglo –se estrenó en 1921, aunque se publicó en 1925–, pero el tiempo no ha pasado por él. Porque Pirandello, como diría después Ítalo Calvino, "no termina nunca de decir lo que tiene que decir".

Y lo saben Antonio Álamo y Pepa Gamboa. El primero es el que se encargó de la versión que Celestino Aranda, el de Faraute, produjo: teatro de repertorio del bueno, con un elenco descomunal (angustian cuando tienen que angustiar) que encabezan redondamente Ramón Langa, Chema León, Paula Muñoz y Nuria Gallardo. Hace treinta años –de la mano de Miguel Narros: la vi en el Palacio Valdés– la Gallardo fue la hija y antes de anoche, la madre. Una madre sometida y tan triste como un hurón.

Pirandello inventó el teatro moderno y contó que lo que le pasaba al hombre en el mundo: que su tristeza viene de no saber qué hace en el mundo. Así. Y lo volvimos a saber este viernes.

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