Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Opinión

La necesidad de los cuentos

En "Tebas Land" la verdad parece teatro y el teatro, verdad. Este ir y venir de la certeza a la ficción y de la ficción a la certeza transforma el mundo de quien contempla un drama como este, que es todo un clásico, a pesar de que se estrenó no hace mucho (en 2012). "Tebas land" se ha montado, desde entonces, en Montevideo, en Luxemburgo, en Buenos Aires, en Nueva Dehli, en Riga, en Yohohama... En el teatro Palacio Valdés, en Avilés, por ejemplo, se presentó en España en 2017: Israel Elejalde era el protagonista y Natalia Menéndez, la directora.

Sobre la escena hay un dramaturgo en busca de una historia y también hay una historia que busca quien la cuente. Y en el encuentro de uno se vierte la sangre. Este planteamiento especular lo defiende Sergio Blanco con la soltura de un maestro de tal calibre como para renovar eso que los críticos "chic" dicen "autoficción", pero que aquí llamaremos necesidad de entender el panorama, que es, a fin de cuentas, para lo que se inventaron los cuentos.

La versión que de "Tebas Land" se puso antes de anoche en el club del Niemeyer –una producción de Timbre 4 con Corina Fiorillo a la dirección– cuenta con dos virtuosos de la interpretación sobre las tablas Lautaro Perotti, como el dramaturgo, y Gerardo Otero como el parricida y el actor que le da vida sobre la escena. Ellos dos solos y dos focos –uno cálido y el otro tan frío–manipulan un relato de muerte y destrucción que salta, como si nada, al campo donde la ternura explica por qué el final es certero o simplemente un pálpito de un corazón a destiempo. Emocionante.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents