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Opinión

Últimas oportunidades políticas

Mariví, durante el acto del vigésimo aniversario de DXC en Avilés

Mariví, durante el acto del vigésimo aniversario de DXC en Avilés / Irma Collín

Dejar pasar una oportunidad por miedo o duda puede llegar a considerarse un fracaso. Cada experiencia, sea o no un éxito, ha de considerarse un aprendizaje valioso. Y esta reflexión también se aplica para la vida política. Recién iniciado el curso político, más allá de la actividad frenética que acompaña al cierre de ejercicio, han sido varios los grupos que han activado el modo "camino a 2027". En el ámbito personal, la clave para aprender y crecer es la autenticidad, ser uno mismo, sin miedo a ser diferente para tener una vida plena y satisfactoria. Ahora bien, y vuelvo a la política, ese "ser uno mismo" no significa apuntalar la capacidad de influencia y poder sin pensar siquiera en la posibilidad de dejar un legado en forma de impacto duradero y positivo de esas políticas.

Por eso no resulta extraña la crítica de la oposición avilesina acerca de "decepcionante" propuesta acerca de los impuestos que deberán pagar los avilesinos el próximo año, "gra que que deberán pagar los avilesinos el próximo año, "grabando de forma abusiva", por ejemplo, a quienes hacen uso frecuente del vehículo privado. Equilibrar los intereses de diferentes grupos e individuos y tomar decisiones que en ocasiones pueden ser impopulares o difíciles también forma parte de los desafíos de un político. Pero lo que no cabe es teñirlo con una pátina de supuesta mejora cuando la realidad habla de otras cuestiones.

La semana que finaliza ha sido la de la tecnológica DXC anunciando la creación de empleo en la comarca al cumplir veinte años. También la de la UE confirmando que duplicará los aranceles a la importación de acero para hacer frente a la competencia china y con el fin de salvar nuestra acerías y empleos. O la del anuncio de la compensación de los costes indirectos de CO2 a las grandes industrias electrointensivas de nuestra comarca. E igualmente fue la semana en la que se dio a conocer la segregación definitiva de los negocios de vidrio de Saint-Gobain en Avilés o Arbós o en la que se mantuvo la preocupación de la plantilla de Windar Wind Services, afectada por los vaivenes que las políticas de Trump han provocado en el negocio de la eólica marina. Por eso, aunque cuando se habla de últimas oportunidad nunca se ha de dejar de luchar y soñar, porque lo peor es conformarse en la vida, conviene no obstante vivir sin triunfalismos u optimismo exacerbado.

Ante cualquier paso equivocado, siempre vale la pena volver a empezar una y mil veces. Pero insistir por senderos de dudoso final no hace más que abundar en la inseguridad. En Castrillón el PP ha vuelto a lograr el respaldo de Vox para sacar adelante su bajada del IBI; en Avilés no será necesaria más negociación que lo acordado con IU sobre la empresa de servicios auxiliares para que haya presupuesto antes del 31 de diciembre. Y, entre tanto, las dificultades económicas de ciertos grupos sociales, el futuro del empleo industrial o el acceso a una vivienda cada vez más empinado que obliga a desembolsar hasta 200.000 euros por inmuebles a reformar para que los jóvenes puedan llegar a emanciparse son los asuntos que preocupan a quienes el único modo activado es "llegar a fin de mes" y, cuando miran hacia 2027, únicamente ven nubarrones en el horizonte.

En el mundo de la política, como en otros ámbitos de la vida, han de regir como valores la justicia y la equidad pero también la capacidad para adaptarse a situaciones cambiantes con un enfoque flexible. Ganarse la confianza del público implica saber ponerse en el lugar del otro, desde su realidad. Lo contrario será avanzar camino de la última oportunidad.n

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