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Opinión

La educación

Un canto de libertad dedicado especialmente a los maestros

El próximo mes de noviembre se cumplen ya dos años desde que mi querido y añorado amigo Fernando Balbuena –tristemente– nos hubiera abandonado. Cómo se echan de menos –entre otras cosas– sus sabias deducciones vitales llegados ciertos momentos en nuestras, cada día, complicadas vidas. Una vez, en el transcurso de uno de nuestros frecuentes encuentros, recuerdo que le pregunté (dado su marcado perfil liberal): "Oye Fernando, dime: ¿cual crees tú, en una sola palabra, es el término que mejor define a una persona liberal?. Sin el menor titubeo, y raudamente, mi amigo me responde: "la educación". En nuestra posterior y lógica conversación sobre el asunto, Fernando se explayaba abundantemente, siendo grande –como siempre– mi observación a sus razonamientos.

Estos días he recordado aquella conversación, muchas veces. No sé si acertadamente, pero viendo el panorama actual que rodea e influye a nuestro vital desarrollo, sacaba estos días mis propias conclusiones, y que hoy he decidido compartir con Vd, amable lector.

El verbo "influir" que anteriormente he empleado (tan vituperado hoy por sus derivaciones anglicistas como "influencer" y que aún el diccionario de la RAE no recoge) viene al pelo en este contexto.

¡Ay de nosotros el día que la educación caiga en manos exclusivamente de un determinado bloque político!. Empezará entonces la influencia tendenciosa que a modo de doctrina, convierta a seres humanos en máquinas de votar, que a toque de silbato cuando se convoquen elecciones, se limitarán a coger –sin mirar– una determinada papeleta que perpetúe en el poder a quien de alguna manera le viene adoctrinando. ¡Que grado de perversión tan mayúsculo!.

Entiendo que antes de ninguna otra cosa, habría de ser la educación, una cuestión que forme parte de un gran pacto de estado. Eso sí: sin pretensión política alguna. Repito, creo que ha de ser, lo primero de todo, sin la más mínima duda. En lenguaje coloquial y como diríamos algunos por ese afán de detentar –con ansia desaforada– ese gran monopolio de la educación, sería lo mismo que decir, "tener la sartén por el mango, para el futuro próximo".

Puestos en nuestros días, les suena algún intento que se estuviera fraguando poquito a poco sin llamar excesivamente la atención?. No sé, sólo es desde luego una sensación. Y ante tal sensación, lo mínimo que cabe es, agudizar nuestros sentidos y ponerse en estado de "in vigilando" por si de alguna manera se estuviera fraguando hacer del intento, una realidad.

Un servidor se conformaría, si los versos que a continuación plasmo de la madre Teresa de Calcuta se cumplieran, en referencia a una futura y consensuada ley de educación. Si se consiguiera que no mediara pensamiento político alguno, estoy seguro que otro gallo nos cantaría con las futuras nuevas proles que nos poblarán.

Enseñarás a volar,

pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar,

pero no soñarán tu sueño.

Enseñarás a vivir,

pero no vivirán tu vida.

Sin embargo…

en cada vuelo,

en cada vida,

en cada sueño,

perdurará siempre la huella

del camino enseñado.

Habrán notado en estos versos de Teresa de Calcuta, que subyace igualmente algo que al ser humano le es inherente o consustancial y que para quien escribe -además- es fundamental; aunque algunos se empeñen en estos tiempos intentar cada día su cercenamiento: no es otra cosa que la libertad.

Vuelvo sobre lo comentado, para decir que hay muchos temas o situaciones en el mundo por los que preocuparse y debatir -sin duda- pero es de suma preferencia, preocuparse por la educación en España. En ello nos va nuestro futuro como personas, nuestra manera de ínter-relacionarnos, nuestra manera de comprender, nuestra manera de deducir, nuestra libertad en definitiva. Ya está bien de intentar domesticar obediencias. Encendamos nuestros pensamientos en todos los órdenes y manifestémoslos sin miedo.

¡Ojalá mi amigo y compañero de sección en este diario Félix Lobato (abogado) nunca tenga la oportunidad de defenderme frente a quienes intenten recortarme un día esa libertad!

Menudo trabajo improbo -por otra parte- que este mes le ruego y le encomiendo a la Santina de Covadonga. Pero como siempre, Ella desde su Cueva me escuchará, y velará porque en España impere definitivamente la cordura, la sensatez, y la libertad.

Aquí dejo esto escrito, con la pretensión de convertirlo en un canto de libertad dedicado especialmente a los maestros de toda España, que tanto van a determinar nuestro futuro próximo, con sus modos y maneras de enseñar a las nuevas proles que llegan. Aunque sin olvidar, lo importante y determinante también que es la educación en casa.

Hasta dentro de treinta días, que encararemos ya la Navidad.

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