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Opinión

Gonzalo Barrena

Marca semipreciosa

La historia de Arcelor forjada sobre caminos de hierro que resiste al paso del tiempo y pone en valor el pasado de Avilés

Buena parte de la historia contemporánea discurre sobre caminos de hierro, esos mismos que salen hoy con las siglas de ENSIDESA troqueladas en el carril de transporte, que es como le llaman a uno de los productos largos. El pasado industrial de Avilés cruza las puertas del presente en los trenes de laminación y Arcelor, curiosamente, sin renunciar al apellido nacional-siderúrgico de La Fábrica, lo replica allí donde circulan sobre raíles personas o mercancías.

Marca semipreciosa

Marca semipreciosa

Y pone un signo de interrogación en las caras de quienes leen en chino, o en inglés, las mayúsculas ligeramente inclinadas de la empresa, ésas que rubricaron durante décadas todas las actividades y productos. Pero, ¿por qué resisten las letras semi-cursivas el vapuleo de los nombres modernos? Ahora que CEPSA, una empresa casi centenaria, se acaba de poner un nombre de perfume –Moeve– para diluir el olor a crudo de sus actividades, sorprende que los productos estrella de Arcelor repitan hasta el infinito las letras de La Fábrica.

Podría decirse que el pasado telúrico de Avilés trae hasta el presente pequeñas piezas de valor, decantadas a través del tiempo. De un modo parecido al azabache, una araucaria que llega a nosotros en forma preciosa, o al ámbar, resina sutil de otra conífera, el acrónimo ENSIDESA continúa aflorando hoy en los carriles de acero. Salvando la distancia jurásica con las piedras mágicas, de aquel bosque industrial de los 60 plagado de coníferas humeantes, aniquiladas después por el meteorito de la reconversión, sobreviven hoy esas letras como un colgante valioso sujeto al cuello de los perfiles.

Reconforta pensar que tras esa danza en la que el perro se come al gato, el gato al ratón, el ratón a la araña y la araña a la mosca –canción tradicional de la concentración económica–los trenes de laminación regurgitan hoy piezas con apellido de Avilés, reconociendo la identidad histórica como un logo semiprecioso y manteniendo a raya el canibalismo de empresa.

Y que Arcelor conserva la receta y, como pasa con las cosas valiosas que se heredan, no puede evitar el ir repitiéndola por ahí.

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