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Opinión

El arte en 3D

El legendario Joan Font se despide de la escena con un emocionante recorrido por su vida teatral

Joan Font lleva haciendo teatro más de medio siglo. Y dice que ya son suficientes. Bueno, en realidad no lo dice, pero cuando uno sale de la sala pequeña (con pequeñas sillas) del Niemeyer después de haber visto "El vendedor de humo" es lo que siente. Porque no quiere hacer caso a Perséfone, que la llamada de Perséfone le deja a uno el cuerpo así como raro, sobremanera, después de esa hora y media de hacer arte con el arte que hubo hecho a lo largo de esas décadas de lujo.

Y es que Joan Font fundó en 1972 la compañía "Els Comediants", una de las principales del teatro independiente, una de las que contribuyó a abrir las ventanas del teatro ajado del tardofranquismo y colocó -por lo menos- a la escena nacional en la misma división que el resto de Europa.

Font y los suyos, hace más de medio siglo, nos hizo modernos, tridimensionales… De eso va "El vendedor de humo", el espectáculo de despedida y cierre, la síntesis de todos estos años por las calles, bajo las máscaras, que se vio este viernes pasado en Avilés y dejó al público que llenó la sala Club puesto en pie y con una tarea que cumplir impuesta por el teatrero a la hora de recoger los aplausos que se había ganado: "Vayan al teatro, el teatro es un arte en 3D".

El teatrero cuenta cómo le picó el veneno del teatro cuando, de niño, salía en "La Passió" de Olesa, que es su pueblo: medio millar de personas entre los meses de marzo y abril que reviven los últimos días de Jesús. Y, de ahí, a Moscú, a Pekín, a despedir las Olimpiadas de 1992. Y también las crisis económicas. Y un incendio. Y un amor eterno por contar que el teatro es humo, pero un humo raro: uno de esos que cuando desaparece, no desaparece. Porque se queda a vivir en el recuerdo de los espectadores. Y eso mola.

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