Santo Adriano,

V. DÍAZ PEÑAS

«Paca» y «Tola» ya se han acostumbrado a la presencia de un macho a su alrededor. Es un primer paso muy importante para el proyecto de reproducción, ya que la respuesta de las hembras a un «extraño», como era «Furaco» a su llegada, era toda una incógnita. Ahora, transcurridas las primeras semanas, las hermanas osas se han adaptado a esta presencia, se acercan un poco más al macho, le huelen y todo hace pensar que estén en el buen camino. No obstante, aún es pronto para certificar que «Paca» y «Tola» tengan un alto grado de receptividad hacia el macho que es necesario antes del período del celo y la monta.

Como explicó ayer el cuidador de los animales, Roberto García, las hermanas han respondido bien a la presencia del macho. «Su comportamiento era una incógnita, ya que nunca tuvieron contacto con otros animales. No se han sentido incómodas, cada vez aguantan más las miradas de «Furaco» y poco a poco se están haciendo a su nueva situación, señaló García. No obstante, el cuidador señala que aún es pronto para hablar de éxito, ya que lo que prima ahora es que las hembras acepten al macho en todos los sentidos.

Las prisas, como afirmó Roberto García, no son buenas consejeras en estos casos, al igual que las aglomeraciones y el estrés. Por ello habrá que esperar aún varias semanas para que se produzca el primer contacto físico entre los animales. Hasta entonces los animales deberán seguir oliéndose a la espera de la llegada del celo, que en principio debería producirse entre los meses de mayo y junio.

«Furaco», por su parte, sigue haciendo su trabajo. Como explicó el cuidador del cercado de manejo, el macho se empieza a crecer cada vez que alguna de las hembras le observa. El animal nota la presencia y el olor de las hermanas osas y por ello su nivel de testosterona aumenta. «Se muestra y se exhibe con el objetivo de ganarse la confianza de las hembras», explicó García.

Si los animales se huelen es buena señal, ya que las osas podrían haber rehuido del macho. Es uno de los muchos pasos que debe superar este «trío de conveniencia» que aún necesitan intimar más. Para ello el cuidador les anima y les empuja a ello. Sólo falta que los animales quieran.