Desde su fundación en 1969 el Club de Fútbol Estudiantes de Somió lleva labrando su prestigio como un equipo formador de buenos futbolistas y competitivo en todas las categorías. En la actualidad, los más de 130 chavales que forman sus filas tratan de continuar con la gran tradición estudiantil. «Estamos trabajando contra viento y marea porque tenemos dos campos de hierba cuyo mantenimiento es costoso y competimos contra equipos que cuentan con terrenos de césped artificial», explica Ángel Meana, coordinador deportivo del club.

Lo cierto es que el Estudiantes, como otros muchos clubes gijoneses, la mayoría de la zona este de la ciudad, se ve obligado a competir en desventaja, ya que todavía está a la espera de ayudas para incorporar un campo de césped artificial a sus instalaciones del Nuevo San Julián. «Los críos prefieren irse a clubes con campos de hierba sintética, ya que es más cómodo para ellos», señala Meana, que además pide que «la federación o alguien limite a dos, A y B, los equipos que puede tener cada club en cada categoría». De esta manera, el coordinador estudiantil entiende que se impediría que «los equipos con césped artificial fichen a diestro y siniestro sólo para conseguir más cuotas, favoreciendo la desaparición de otras entidades con gran solera en Gijón».

En lo estrictamente deportivo, la mayor aspiración estudiantil es devolver al juvenil A a la Liga Nacional, de donde descendió la pasada campaña. «Se reforzó la plantilla, que es casi nueva y creo que lo tienen bien para subir», asegura Meana. De momento, el equipo se mantiene en puestos de ascenso, ya que algunos filiales que se encuentran por encima de ellos no pueden ascender de categoría.

Otro conjunto que está realizando una magnífica temporada es el benjamín «A», que aspira a subir a Segunda División. EL CF Estudiantes se nutre básicamente para esta categoría de fútbol sala del Colegio Público Río Piles, lo que le está dando buenos resultados. El resto de equipos busca realizar una campaña aceptable, al no estar situados en divisiones punteras. Sin embargo, una buena inyección de moral llegó a principios de enero, cuando una selección de los cadetes, dirigida por el propio Meana, alcanzó la final de la copa «Coca Cola» eliminando a equipos como el Roces. El Estudiantes no se rinde a pesar de las dificultades existentes.