Para comprender por qué, en ocasiones, es imposible que fuerzas políticas locales supuestamente próximas lleguen a acuerdos, debemos recordar que los votos son el sustento para los políticos y que su supervivencia depende de la capacidad para cazarlos y arrebatárselos a los demás. Por eso, como sucede con los depredadores en cualquier ámbito, la competencia es más fuerte entre aquellos que cazan las mismas presas, especialmente cuando escasean. La lucha entre el PSOE e IU, que se disputan el voto de izquierda, y entre el PP y el Foro, que pugnan por el espacio de la derecha, especialmente allí donde los votos son contados, es mucho más feroz. Y en las peleas feroces se intercambian dentelladas crueles que producen heridas profundas y causan cicatrices difíciles de curar. Esto va generando rencores personales que no desaparecen hasta que los implicados abandonan la política activa y que imposibilitan todo acuerdo. Son leyes de la naturaleza (humana).