Avilés, Juan C. GALÁN

La presentación de los equipos de la Agrupación Deportiva La Curtidora estuvo dominada por los números. Cifras y más cifras, ejemplo de la labor de zapa de la junta directiva en pos del crecimiento del voleibol en Avilés. Los dígitos son contundentes: centenar y medio de jugadoras; catorce equipos y 15 años de esfuerzo. Década y media de trabajo incansable de una junta directiva exigua, gobernada por Rufo Álvarez. Un presidente que anunció oficialmente algo que ya era vox populi: que abandonará su puesto el próximo 30 de junio.

Será el fin de una época. Una etapa que se inició en 1992, cuando Rufo Álvarez, profesor de Educación física en el Colegio Marcos del Torniello, decidió formar un club ante la avalancha de alumnas que había apostado por el voleibol. Nueve años más tarde, el primer equipo ascendía a Liga Fev, entonces la segunda máxima categoría del voleibol femenino español; hoy la tercera tras la creación de la Superliga 2. Desde entonces, La Curtidora no ha perdido la categoría a pesar de los embates y de presentar año tras año una plantilla compuesta en su gran mayoría por productos autóctonos.

Tal éxito es el resultado del trabajo impagable de una directiva que se reduce a dos personas.