Avilés, Vicky FUERTES

El Club Avilés Tenis de Mesa y Félix González están de enhorabuena. Tras siete temporadas en el Oviedo-Madrid, el veterano jugador ha vuelto otra vez al club que le vio nacer y con el que ha conseguido grandes éxitos. Campeón de Asturias absoluto en diez ocasiones, a sus 38 años este avilesino afronta el ascenso de categoría, a la División de Honor, con mucha ilusión y optimismo. Aunque todavía no quiere pensar en el retiro, tiene claro que en un futuro le gustaría formar a jóvenes jugadores a los que pueda transmitir toda su experiencia y conocimientos.

-Usted ha sido jugador del Avilés desde sus comienzos, aunque las últimas siete temporadas las ha pasado en el Oviedo. ¿Qué se siente al regresar al club que le vio nacer?

-Es una experiencia muy grata, porque el Avilés Tenis de Mesa es mi segunda casa. Mis compañeros son mis amigos, y con su apoyo hemos conseguido el objetivo que era ascender a División de Honor.

-¿Cómo ve a su equipo para esta nueva temporada?

-Va a ser una Liga muy complicada, porque los equipos están muy reforzados. Por cuestiones geográficas nos encuadrarán en el grupo catalán, que es donde más equipos hay en esta categoría. Aún no sé qué refuerzos tendrá el club, pero, como todo, dependerá de cuestiones económicas.

-¿Cómo vivió el ascenso en Cambados?

-Con mucha alegría. Avilés no tiene un equipo masculino en la División de Honor desde 1996, lo que supone un logro muy importante para este deporte. En Cambados se vivió mucha tensión, porque las fases de ascenso son una cara y una cruz. Si ganas asciendes, si pierdes, no.

-El tenis de mesa avilesino está de enhorabuena por partida doble. Su equipo ha conseguido el ascenso y las chicas se han colocado en la máxima categoría. ¿A qué se debe este éxito?

-A un trabajo y un sacrificio de muchos años. También a una cantera donde hay muchos niños que serán el futuro del tenis de mesa avilesino. Y, cómo no, al entrenador del club, Juan Carlos Paramá, que es uno de los pilares fundamentales que tira de la entidad y lucha incansablemente por este deporte minoritario.

-En 1996 consiguió acceder a la Copa de Europa («Nancy Evans»), pero por problemas económicos tuvo que renunciar a jugarla. ¿Fue este el peor momento de su carrera?

-Fue un varapalo muy grande, pero como para cualquier deportista entregado a su deporte. Es una pena que después de todo el esfuerzo que conlleva conseguir jugar una competición como ésta, por problemas económicos se tenga que renunciar. Se siente mucha impotencia, entre otras cosas. El equipo, por estos mismos motivos, tuvo que renunciar al año siguiente a la máxima categoría. Jugamos en División de Honor y llevamos el nombre de Avilés por todas las ciudades de España. Siento que las autoridades y empresas fuertes no se impliquen y ayuden como debieran.

-Después de 28 años dedicándose al tenis de mesa, ¿qué le motiva para jugar?

-Satisfacción personal, primordialmente. Estar en activo es muy sano para la vida cotidiana. Soy un apasionado de este deporte y disfruto compitiendo. El día que no sea así me plantearía dejar la competición de alto nivel.

-¿Piensa seguir vinculado a este deporte cuando se retire?

-Me gustaría seguir vinculado al tenis de mesa dando clases a niños y aportar mis conocimientos para formar a nuevos jugadores que en un futuro nos fueran representando por toda España con la cabeza bien alta.

-¿Ve muy lejano ese momento?

-Como este deporte es muy técnico y el físico no es tan exigente, de momento pienso jugar unos años más. Después, como ya dije anteriormente, no me desvincularía del todo, porque es una pasión que llevas metida dentro desde niño. Hablando de la edad, tenemos un representante de la selección española que tiene 46 años y va a competir con el equipo nacional en los Juegos Olímpicos de Pekín.

-¿Cómo ve el futuro del tenis de mesa asturiano?

-Lo veo con mucho optimismo. Se están haciendo muchas cosas importantes. El Centro de Tecnificación de Trasona es un ejemplo. No sólo para jugadores de fuera, sino también como ayuda para motivar a los deportistas de nuestra región. El tenis de mesa es un deporte minoritario que necesita de personas con ilusión y de padres que se impliquen un poco en su favor.